miércoles, 18 de febrero de 2015

MAS NEGRO QUE LA NOCHE (1975)




Dir.: Carlos Enrique Taboada

Mexico.- Terror / Fantasmas

96 Min.- Color.

35 Mm.- Monoaural.

Música:  Raul Lavista

Fotografía:  Daniel Lopez

Guión:  Carlos Enrique Taboada





Produce:  Alberto A. Ferrer


Prod. Co.:  Corporación Nacional Cinematográfica (CONACINE)


Intérpretes:  Claudia Islas (Ofelia), Susana Dosamantes (Aurora), Helena Rojo (Pilar), Lucia Mendez (Marta), Julian Pastor (Pedro), Alicia Palacios (Sofia), Pedro Armendariz Jr. (Roberto), Tamara Garina (Tía Susana), Enrique Ponton (Abogado)


De vez en cuando me gusta disfrutar de un film clásico de fantasmas. Caserones en los que por la noche el espectador acompaña a los inquilinos tratando de descubrir de donde viene ese susurro o en qué lugar se ha escuchado aquel ruido.

Son películas que necesariamente hay que ver de noche y con las luces apagadas para entrar en situación.

Después depende de la habilidad del director que tengamos que poner más o menos esfuerzo de nuestra parte para dejarnos llevar.

En el caso de esta película estamos en un nivel medio. Nos gusta, nos inquieta y nos da algun sobresalto pero sin llegar a aterrorizarnos.

Carlos Enrique Taboada, escritor y director, no era un currante del cine al uso de los que filman cualquier cosa por un cheque. Intentaba ser original y preciso en sus argumentos y como realizador se esforzaba en elaborar cintas muy cuidadas.

En “Mas Negro Que La Noche” nos muestra a cuatro chicas jóvenes y guapas que comparten un apartamento en la ciudad. Ofelia recibe por sorpresa la noticia de que es la única heredera de su tía Susana. 




La herencia consiste en una opulenta mansión y si la acepta se le suplica que se haga cargo del gato Becker. Un felino que hizo compañía a la difunta en sus últimos años.






















La sobrina acepta y se traslada con sus compañeras a la que va a ser su nueva morada.

Pronto se acostumbran al lugar y a la sombría criada.

Un día deciden investigar el sótano y encuentran un arcón cerrado que contiene el vestido de novia que nunca pudo llevar Doña Susana. Ofelia lo toma para arreglarlo y utilizarlo ella en su próxima boda.

Este acto y la misteriosa desaparición del minino parecen coincidir con el comienzo de unos extraños sucesos.

El film empieza presentándonos a la dueña de la casa sin mostrarnos su rostro, conversando con su peludo amigo.




Este prólogo se gana de inmediato mi simpatía porque me remite instantáneamente a la niñera creada por Stan Lee y Jack Kirby para el niño de Reed Richards y Sue Storm: Miss Agatha Harkness, siempre acompañada por su fiel Ebony. Legendaria su primera aparición en el V.I Nº 94 de la serie.

Supongo que nunca sabremos si Taboada había leído este cómic pero su Doña Susana resulta un personaje igual de inquietante que el de la bruja de Marvel.








Es primorosa la forma en que Taboada nos lleva desde un típico apartamento de los 70 a una atmósfera gótica y barroca. Esta circunstancia se aprecia varias veces durante la película. Dentro de la casa parece que nos traslademos a otra época que no tiene nada que ver con la ciudad, la notaría, la biblioteca o la fiesta de Roberto.






Sin embargo el influjo del lugar persigue a las protagonistas a cualquier sitio que van.

La realización es exquisita y el ritmo bordea la perfección. La fotografía es magnífica, de vivos colores y elegantes encuadres.

En el argumento es donde más se aprecia que la película tiene 40 años. Es una historia muy clásica y con pocas sorpresas pero tan brillantemente acabada que resulta irresistible. Se disfruta viéndola.

Lo que es miedo… pues hay algún momento que puede provocar algún escalofrío. Y cuando termina el film no se siente uno muy cómodo andando a oscuras por la casa.






La banda sonora es necesariamente perfecta, con pianos siniestros sonando con acordes menores disminuídos (según creo) y orquestaciones misteriosas. Y unos excelentes temas psicodélicos cuando las chicas sacan los discos en el salón de su nueva casa o después en la reunión de Roberto.

Pero sin duda lo que redondea la película son los excepcionales diálogos que otorgan vida y personalidad propia a cada personaje, con un minucioso empleo del lenguaje, mordaz e irónico a la vez que educado y moderno. En contrapunto con Sofia cuyos modales son mas clásicos.

Las cuatro actrices protagonistas actuando y de presencia están estupendas. Hay algún amago picantón pero no vemos más que alguna pierna y algo de lencería cuando se prueban la ropa antigua o al principio una fugaz escena en la ducha.

La mucama es todo un personaje, magnético en su servil adustez. Siniestra moviéndose entre las sombras como el puente entre el mundo material y el más allà.




Y los dos hombrones de la película parecen cortados por el mismo patrón, traje de sport, melenita, patillas y bigote, el look setentero por excelencia del galán de clase media. Pedro es un buen chico, amable, correcto y formal. Roberto (Armendariz JR. ) más briboncete y seductor envolviendo a Pilar con zalamerías entre sus manazas.




Como suele ocurrir con las venganzas de ultratumba hay una cierta moralina a la hora de cebarse con aquellas víctimas cuya conducta no ha sido del todo correcta.

“Más Negro Que La Noche” es una suntuosa lección de cine atmosférico. Un poco desfasado pero con mucha clase.



Notas:

En 2014 se produjo un remake de nacionalidad mexicana con todas las virtudes y defectos del cine de terror actual, técnicamente brillante pero incapaz de redondear la historia como en el film original.









Calidad cinematográfica:  7

Psicotronia:  5

Gore:  2

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