viernes, 30 de agosto de 2013

EL CINE APESTA

¿Cuántas películas se producen al año en el ámbito comercial o mainstream por las que valga la pena gastarse un euro?



Cientos de miles de dólares o de euros que van directos a la basura porque son pocas las producciones que consiguen rentabilizar la inversión y de estas la mayoría son productos comerciales destinados a público muy poco exigente. De manera que conservar valores artísticos es un gasto superfluo y se apuesta por la comercialidad y la espectacularidad. Prueba de ello es el recurso al 3-D , a los efectos digitales y al ritmo frenético sin apenas dar espacio a un argumento. Se recurre también al remake de éxitos pasados para intentar apostar por resultados inmediatos olvidando la esencia de la obra anterior y ofreciendo un cascarón vacío pero lujosamente presentado.



Nada malo hay en el cine como gran espectáculo ya sea “Los diez mandamientos”, “Lo imposible”, “En busca del arca perdida”, “300”, “Los siete magníficos” o “Kill Bill”. Lo decepcionante es cuando pagas 6 euros por ver una megaproducción que se te olvida a los cinco minutos de salir de la sala. O cuando vas a ver con tu pareja una comedia y al día siguiente no recuerdas ni el título ni la cara de los actores.



Las salas tampoco ayudan a que te sientas cómodo. De poco sirve que esten equipadas con lo último en tecnología y tengas todo tipo de servicios (carísimos) si la gente no tiene educación ni respeto por su vecino de butaca y prácticamente ha desaparecido la figura del acomodador que llamaba la atención a aquella persona cuyo comportamiento es inadecuado. 
Esto lo podíamos aceptar sin que nos gustara cuando íbamos a un programa doble o triple a algún cine del extrarradio. Se podía fumar, comer pipas, entablar relaciones humanas más allá de la tercera fase etc, siempre que no rebasaras ciertos límites como prender fuego a una butaca o disparar un arma.



Ahora el personal empleado del cine parece más preocupado porque no entres con comida que no hayas comprado en el recinto comercial o que salgas o entres por la puerta adecuada.
He de reconocer no obstante que cuando he requerido su atención en situaciones como la de cuando una estúpida de mierda se puso a hacer fotografías a la pantalla utilizando un teléfono con flash han actuado con la correspondiente diligencia. Es la última medida antes de utilizar la violencia cuando hacen caso omiso a un amable toque de atención o al posterior insulto cuando ignoran una petición educada. A veces basta con cambiar de sitio lejos de la persona impertinente e hija de puta pero si la sesión es numerada y la sala está llena hay que apechugar con la situación. Esto me pasó viendo “Iron Man”. Era la primera semana del estreno, la sala a reventar pero ya delante de mi había un puto niño que había visto alguna copia pirata de la película y cada vez que venía alguna secuencia impactante el mierdecita se la anticipaba a sus amiguitos y a los que tenía a su alrededor.  Al final me acerque a su oreja y le dije “Mira niño, aquí muchas personas hemos pagado una entrada para ver la película sin que tu nos la tengas que contar, así que estate calladito”. En otra ocasión, para ver “X-men 3” decidí ir a la zona vip pagando suplemento para que pudiéramos ver tranquilos la película. No pudo ser, detrás de mi había un matrimonio con dos niños que cuando la película llega a la batalla final se agarraban a mi asiento lloriqueando de miedo. Cuando mostré mi incomodidad a sus padres no pareció importarles mucho. Cuando les sugerí la posibilidad de que los niños cayeran al piso de abajo ya les llamaron al orden.



Pero esto no ocurre solo con niños o gente joven, como la chica que durante “El penalti más largo del mundo” daba ruidosos golpecitos con una botella vacía de agua mineral sobre el reposabrazos de mi butaca hasta que le dije que dejara de tocar los cojones con la botellita. 
¿Porqué hay gente adulta que paga una entrada por ver una película que no saben de que va, no les gusta y en vez de irse se pasan toda la puta proyección expresando su malestar en voz alta? Esto invita a la agresión. O personas a quienes la película les resulta aburrida y se dedican a conversar con la persona de al lado. Hay que insultarles.



Para evitar las incomodidades que producen las personas incivilizadas y sin educación en el cine, la nueva tecnología permite disfrutar de las películas en casa sin necesidad de proyector y sala acondicionada para tal menester al estilo Howard Hughes. Basta una pantalla (evitar el plasma y el cuarzo líquido) de resolución natural que tenga el mayor parecido posible a la imagen de la luz proyectada a través del celuloide, con un mínimo de 39 “, un equipo de sonido con imprescindible estéreo como mínimo o 5.1 de una mínima calidad, auriculares si son horas de sueño para los vecinos y una estancia que permita la oscuridad total imprescindible para películas de terror y recomendable en todos los casos, con alguna débil luz auxiliar en algún rincón donde no nos refleje en la pantalla ni nos distraiga. Y claro, un aparato reproductor o varios dependiendo de cuantos formatos de archivo tengas, disco portable, dvd, laser disc, vhs, beta, 2000.....

Llegados a este punto parece claro que no somos personas que no nos conformamos con cualquier cosa. Yo compraba DVD`s hasta que me arrastró el tsunami de la crisis. Empecé a bucear en Internet y encontré al alcance de mi mano filmografías con las que solamente había podido fantasear leyendo libros o fanzines dedicados al séptimo arte. Investigando llegué a la conclusión de que es lamentable perder el tiempo con el triste y falto de imaginación cine actual. Claramente hay excepciones en la industria: Haneke, Villaronga, Lynch, Cronenberg, Tarantino, Von Trier… 



Pero a veces apetece diversión y la cartelera ofrece muy poca. Sin embargo en la web puedes encontrar miles de películas realizadas por gente que no contaban con un presupuesto digno pero lo que les faltaba en medios lo compensaban con cariño e imaginación. Es por eso que resultan más ingeniosas y sorprendentes “Los supercamorristas” que “Ocean´s Eleven”, “El circo de los vampiros” que “Crepúsculo”, “Nueva York bajo el terror de los zombies” que “Guerra  mundial Z” , “Odio sobre ruedas” que “Fast and furious”, “Los liantes” que “La chispa de la vida” o “El monstruo del armario” que “Scary movie”.



El gran problema del cine actual no es la piratería, porque cuando una película gusta los cines se llenan, el problema es que la oferta es mala, el cine es caro, el nivel cultural de la población va cuesta abajo y las mentes primitivas buscan entretenimientos primitivos. No hay sentido crítico y un productor que tiene que arriesgar su dinero acude antes a un experto en marketing que a un creativo.



El futuro es inquietante porque si películas realizadas por ineptos con cuatro dólares hace cuarenta años son mejores que la mayoría de las grandes producciones actuales podemos llegar a preguntarnos: 

Las películas de mierda como “Transformers”, “Eragon”, “Van Helsing”, “Cazadores de sombras” o  “El llanero solitario”…


¿serán mejores que las películas que se realizarán dentro de 20 años?