lunes, 9 de mayo de 2016

EL INTERNADO (2004)


“Saint Ange”

Dir.: Pascal Laugier

Francia.- 98 min.- Color.

Terror / Fantasmas

35 mm.- 2.35 : 1

Sonido: Dolby Digital

Música: Joseph LoDuca

F.X.: Daniel Parvulesku, Ionel Popa.

Fotografía: Pablo Rosso

Guión: Pascal Laugier


Producción: Christophe Gans, Richard Grandpierre, Vlad Paunescu, Stephane Sperry.

Prod. Co.: Castel Film Romania, Eskwad, France 3 Cinéma, H Factory


Intérpretes: Virginie Ledoyen (Anna Jurin); Lou Doillon (Judith); Catriona MacColl (Francard); Dorina Lazar (Ilinca); Virginie Darmon (Mathilde); Jérôme Soufflet (Daniel); Marie Herry (Marie); Eric Prat (Servicios Sociales); Marin Chouquet (Alex); Christophe Lemaire (Empleado Servicios sociales); Louis Thevenon (Empleado de mudanza); Franck Vestiel (Hombre de Negro)


Cuando nos disponemos a ver una película de fantasmas cuya acción discurre en una mansión o antiguo edificio que alberga pacientes, huerfanitos o turistas que tienen que convivir con presencias misteriosas nos vienen a la memoria enseguida Suspense (1961) o El Resplandor (1980). Podemos acordarnos de clásicos modernos como “El Espinazo del Diablo” (2001) “Los Otros” (2001) o de otros films menores como “La residencia” (1969) y “Frágiles” (2005).

En este género de terror es importante saber crear una buena atmósfera y manejar bien el suspense. El francés Pascal Laugier se ha embarcado en este terreno en su primera experiencia como director de largometrajes y el resultado es irregular.

Alpes franceses, 1958, a la residencia Saint Ange llega Anna, una chica que llega contratada para realizar tareas de limpieza y mantenimiento hasta que se produzca el desalojo definitivo de las instalaciones.

El lugar era una especie de internado católico que acogía niños huérfanos y a otros “especiales” desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Se cierra por que la situación de abandono y deterioro ha provocado la muerte accidental de uno de los internos.

Anna pronto empieza a sentir presencias entre las sombras de los largos y sombríos pasillos y descubre unos ficheros donde aparece el registro de muchos niños de los que no se sabe nada.
Helenka se desentiende del asunto y la última residente, Judith, una chica perturbada confiesa a Anna algunos secretos de Saint Ange. Las dos jóvenes entablan amistad y buscan respuestas.

“El Internado” es un film fallido en el aspecto de que parece abarcar muchas ideas que no acaban de desarrollarse provocando confusión en el espectador que ve como avanza el metraje y no obtiene respuestas a las incógnitas que se van planteando. Se nos deja entrever que se hacían prácticas extrañas con niños pero la ambigüedad de las explicaciones que se nos dan lo deja todo en un limbo entre lo real y lo imaginado.






Obviando el meollo de la cuestión lo cierto es que no hay mucho más que rascar. Nos gustaría saber más acerca de las autoridades públicas o privadas que dirigen el internado o de las vicisitudes que ha vivido Anna hasta llegar a su actual situación. Todo queda en desdibujados apuntes.

Estas cuestiones no tendrían especial relevancia si no fuera porque Pascal Laugier ha pretendido hacer un film de cierto empaque. Esta no es una producción de serie Z, es un film elegante y grandilocuente, con una bella fotografía y una banda sonora exquisita. La puesta en escena está muy cuidada y el escenario es el apropiado. Por tanto cabe exigir mejores resultados.

El peso del film recae principalmente sobre las cuatro personajes. Anna y Judith son las protagonistas. Cumplen bastante bien con sus personajes.

Virginie Ledoyen es mujer de belleza serena pero que se comporta con carácter. No es esta una película en la que pueda lucir sus dotes como actriz porque en cuestión de diálogos está muy justa. Espectacular su desnudo en la ducha. Parece que están de moda otra vez las mujeres con pecho pequeño. Lo importante es que muestren talento, carisma y buen hacer.






Lou Doillon es ni más ni menos que la hija de Jane Birkin y su presencia es casi más poderosa que la de Virginie Ledoyen. Artista polifacética de rasgos exóticos e irresistibles que resuelve con buena nota el complicado rol de Judith.

Laugier como todos los nuevos realizadores de cine de género ha mamado el terror ochentero y por eso supongo que la presencia de Catriona MacColl (Katherine MacColl), la musa de Lucio Fulci tiene mucho que ver con esta influencia. Nos hubiera gustado que tuviera un poco más de protagonismo porque su personaje de Francard aunque tiene mucho potencial está poco aprovechado.







Dorina Lazar es una veterana actriz secundaria que cumple bien como la ruda cocinera Helenka que se resiste a admitir que en el internado ocurran hechos inexplicables. Su presencia en el reparto probablemente fuese sugerida por la parte rumana de la co-producción.

La película se va dejando ver agradablemente dentro de los parámetros habituales del género y poco más. Tienen que pasar más de 50 minutos hasta que el director se quita el corsé y empieza a mostrar su personalidad.  A partir de las secuencias nocturnas en el bosque podemos reconocer las inquietudes que después desarrollaría en “Martyrs” (2008), la rebeldía y la lucha de víctimas inocentes contra un enemigo invisible en un entorno descarnado, claustrofóbico y aséptico, apelando a terrores del subconsciente y llevando la tensión hasta el límite con espeluznante eficacia. Se aproxima a los climas terroríficos propios del moderno cine de fantasmas japonés como por ejemplo “Dark Water” (2002).









Destacan:

- La belleza de las dos protagonistas.

- Los aspectos técnicos de la película, muy cuidados. La iluminación en las escenas del entierro de los gatitos es sobrecogedora.

- La desoladora sensación que transmiten las salas abandonadas del edificio, los baños, los dormitorios etc.

- Toda la parte final, lo mejor de la película, cuando Judith y Virginie deciden pasar a través del espejo.

- La calculada ambigüedad para que no estemos seguros de nada de lo que ocurre. El espíritu de la obra maestra de Jack Clayton está presente. Salvando las distancias claro está. El caso de la obra que nos ocupa se aproximaría más a los surrealismos somáticos nipones de la serie “Evil Dead Trap” (1988)








“El Internado” es un film correcto que va de menos a más. Para ser la primera película de su director no está nada mal.










Calidad Cinematografica:  6´5

Gore:  5

Psicotronia:  7

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