jueves, 10 de diciembre de 2015

PINOCHO RAIZ DE 964 (1991)



“√964 Pinocchio”

Dir.: Shozin Fukui

Japon.- 97 min.- Color

Horror / Ciencia Ficción / Ciberpunk / Splatter / Gore

Estereo.- Imagen: 1.33 : 1

FX:  Brian Moore

Música:  Hiroyuki Nagashima 
         
Fotografía:  Kazunori Hirasawa



Guión:  Shozin Fukui, Makoto Hamaguchi, Naoshi Gôda


Producción:  James Chory, Lori Motyer, Denise Di Novi


Intérpretes: Haji Suzuki (Pinocchio 964); Onn-chan (Himiko); Kôji Ôtsubo (Narishima); Kyoko Hara (Hisho); Rakumaro San'yûtei (Taichô); Kôta Mori (Shimada); Tomio Watanabe (Hosa); Anri Hayashi (Yôjo); Kyôko Irohani (Meido); Michiko Harada (Kangofu); Yûko Fujiwara (Kangofu); Yoshimitsu Takada (Kanja); Naoshi Gôda (Gaki); Takahiro Hosoya (Michi Yuku Otoko); Ranko (Raburî A-ko); Kôji Kita (Majikku Man); Aaron William (Narración); David Progosh (Narración); John McNair (Narración)


En Japon hay una empresa que fabrica androides facultados para complacer sexualmente a las mujeres. Pinocho es uno de ellos. Una clienta requiere sus servicios y al ser este incapaz de satisfacerla es abandonado en la calle.






Simultaneamente la joven Himiko es dada de alta de su internamiento en una clínica con los recuerdos borrados. Convertida en una sin techo malvive en un cuartucho perdido entre los laberínticos pasillos abandonados del metro de Tokio. Dedica su tiempo a dibujar unos mapas de la ciudad que ayuden a integrarse en la misma a la gente inadapatada como ella.

Casualmente se encuentra con Pinocho y enseguida siente afinidad con él. Se lo lleva al refugio e intenta enseñarle a recuperar la capacidad de hablar. Un día descubre que hay gente buscándole y en un momento de descuido su nuevo amigo desaparece. Cree haberlo perdido pero lo encuentra en casa extrañamente lúcido. Se abrazan y se detiene el tiempo. Pero el acto de amor tendrá unas consecuencias inesperadas para ambos.



“Pinocho…” es una performance de 97 minutos que se inscribe claramente en la corriente cinematográfica del ciberpunk que en Japon tuvo su origen y principal referencia en “Tetsuo” (1989). Fukui había sido asistente de dirección en la película de Tsukamoto. Antes fue miembro de una banda de punk rock junto a quienes realizó e interpretó su ópera prima “Metal Days” (1986). En 1988 y en 1990 llevó a cabo los cortos “Caterpillar” y “Gerorisuto” donde se gestan las bases que darían lugar a la película que estamos comentando.

Se trata sobre todo de un espectáculo fascinante no apto para todos los públicos porque puede ser bastante indigesto. No es una película fácil, abiertamente surrealista, el espectador tiene que poner a prueba su paciencia y estar dispuesto a deducir el significado de una sucesión de metáforas a cual más desconcertante.

Nada está claro ¿es Himiko también un androide?¿lo es realmente Pinocho? ¿porqué les borran los recuerdos? ¿abusa Narishima de sus creaciones y de sus empleadas? ¿cómo se explica que después del encuentro sexual Himiko empiece a comportarse sádicamente? ¿tiene algo que ver con su presunta naturaleza robótica?¿es venganza por sentirse seducida y lastimada por las reacciones fisiológicas que se producen en su cuerpo?¿tiene algo que ver con los recuerdos que han despertado en su mente?¿tuvo una funesta relación con Pinocho en el pasado?






En otras películas japoneses ya nos hemos deleitado con abstracciones que han llevado al límite el concepto de la “nueva carne” de Cronenberg. Recordemos “Organ” (1996), “Tokyo Snuff” (1988), “La Venganza Sangrienta de Aki” (1992), “Guts of a Virgin (Shojo no harawata)” (1986), “Guts of a Beauty (Bijo no harawata)” (1986) o “Naked Blood” (1996). Aunque “Pinocho…” más que un largometraje al uso casi podríamos definirla como un episodio ampliado de la saga “Guinea Pig” (1985) porque comparte con las atrevidísimas entregas de esa colección la parquedad y la caricatura hiperbólica de un guión más propio de un comic “manga” que de un largometraje.

Este es el principal problema con esta película, un guión que apunta cosas interesantes pero que no se desarrolla en ningún aspecto.

Se nos muestra un Japon con sus calles llenas de gente que circulan como fantasmas o se quedan mirando con extrañeza a los protagonistas sin intervenir en ningún momento. Una ciudad moderna y avanzada (aunque los aparatos, iluminación y transportes que vemos ahora nos parezcan prehistóricos) que contrasta con callejones abandonados y sucios donde malviven personajes como Himiko. En estas imágenes están algunos de los mejores momentos de la película, como los edificios cubiertos por máquinas de aire acondicionado, o las azoteas iluminadas que coronan la ciudad bajo el cielo nocturno. El director crea poesía a partir de desechos.

También hay reminiscencias de “Blade Runner” (1982) cuando empezamos a sospechar que Pinocho no es el único androide entre el personal que rodea al fabricante de robots.

Estos films transmiten habitualmente una preocupación por la existencia de corporaciones secretas y mafias que experimentan de forma retorcida con ciudadanos indefensos. Drogas y mutaciones, fantasmas de la sociedad nipona heredados de las consecuencias atómicas de la Segunda Guerra Mundial.






El trabajo de los actores es brutal, se dejan la piel en unas interpretaciones esforzadas hasta niveles que pocas veces recuerdo haber visto.

Me quedo con el recital de Onn-chan en el papel de Himiko. Nunca hubiera imaginado que un ser humano pudiese parecer de forma tan genuina un tren. Aunque hay que decir que su particular exhibición en los túneles después de las experiencias posteriores al coito tienen un precedente en la inconmensurable Isabel Adjani de “La Posesión” (1981) una de las películas favoritas de Shozin Fukui.

Mención especial para la supermujer que arrastra medio desnuda a Pinocho hasta la calle como si sacara la basura. Solo aparece en escena pocos segundos pero el poderío de esa anatomía se me ha quedado en la memoria para siempre.







Sobre las transformaciones que tienen lugar en el escondite de Himiko me gustaría preguntar a David Lynch si pudieron ser en algún modo inspiración para la fuga psicogénica de “Carretera Perdida” (1997)







La banda sonora a base de hardcore industrial es otra cosa muy destacable de la película.
Espero que a ningún padre desorientado se le ocurriera regalar a sus niños esta película creyendo que tenía algo que ver con el clásico cuento de Carlo Lorenzini. Por los pelos podríamos encontrar similitudes con la obra original pero esta locura japonesa es a la adaptación de Walt Disney lo que un sonajero a una Magnum del 44.

“Pinocho Raíz de 964”  es un film que hay que ver con mucha receptividad. Hipnótico, deslumbrante, oscuro, provocador, desafiante, obsceno, morboso. Si su guión hubiese estado en consonancia con la fuerza de sus imágenes podríamos estar hablando de una obra maestra.











Calidad Cinematográfica:  7

Psicotronia:  9

Gore:  7

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