domingo, 6 de diciembre de 2015

EL MANANTIAL DE LA DONCELLA (1960)



“Jungfrukällan”

Dir.: Ingmar Begman

Suecia.- Blanco y Negro

Drama.- 89 Minutos

35 mm.- 1.37 : 1

Sonido: Monoaural

Música: Erik Nordgren

Fotografía: Sven Nykvist

Guión: Ulla Isaksson



Producción: Ingmar Bergman, Allan Ekelund

Prod. Co.: Svensk Filmindustri



Intérpretes: Max von Sydow (Töre), Birgitta Valberg (Märeta), Gunnel Lindblom (Ingeri), Birgitta Pettersson (Karin), Axel Düberg (Thin Herdsman), Tor Isedal (Mute Herdsman), Allan Edwall (Beggar), Ove Porath (Boy), Axel Slangus (Bridge Keeper), Gudrun Brost (Frida), Oscar Ljung (Simon), Tor Borong (Farm-hand),Leif Forstenberg (Farm-hand)



Töre es el señor propietario de una hacienda agrícola y ganadera. Allí vive junto a su mujer Märeta y su hija Karin. También residen sus sirvientes y empleados que allí se cobijan de las duras condiciones de la noche invernal. Entre ellos está la joven Ingeri, casquivana y malencarada que carga con un embarazo fruto de sus correrías nocturnas. En secreto odia a Karin. Envidia sus privilegios y siente rabia porque sabe que la conducta de la joven noble no es mejor que la suya propia y aun así debe estar a su servicio y soportar reproches por actitudes que a la hija de los amos le son toleradas.

Karin es una chica bellísima y zalamera que sabe manejar a sus padres que intentan darle una educación firme y católica pero se rinden a la dulzura de su niña.

Ha trasnochado y se levanta tarde para acudir a los maitines así que Töre para que compense su falta le pide que lleve como ofrenda para la Virgen unos cirios a la Iglesia que está lejos, al otro lado del bosque.

Ingeri acepta de mala gana y durante el trayecto la tensión entre las muchachas va en aumento. Llega un momento en que pide a Karin volver a la granja porque empieza a anochecer pero la doncella se niega pues confiada en la santidad de su cometido no teme que pueda sucederle nada malo.

Por el camino se encuentra con tres pastores con los que hace amistad y comparte la comida pero ellos traicionarán su confianza y se apropiarán de sus pertenencias huyendo del lugar.

Casualmente van a parar a casa de Töre que les da posada y cena. Uno de ellos no tendrá mejor ocurrencia que ofrecerle a Marëta en venta la túnica que ella de inmediato reconoce como aquella con la que por la mañana vistió su hija. De inmediato se lo hace saber a su esposo que informado a continuación de todos los detalles por Ingeri ,que fue testigo de los hechos acontecidos en la arboleda, tomará la decisión de enfrentarse a sus huéspedes con todas las consecuencias.

No conozco en profundidad la obra de Bergman para interpretar suficientemente el contenido de “El Manantial de la Doncella” pero evidentemente la película es más compleja de lo que puede parecer a primera vista. Esta adaptación de un poema medieval de su tierra sirve al director sueco como soporte para desplegar un discurso en el que no puedo distinguir la reflexión sobria de un corrosivo sarcasmo al estilo de “Viridiana” (1961) de Buñuel. Aunque los hechos que se cuentan en el film suceden en el siglo XIII las relaciones entre los señores y los criados/empleados y entre padres e hijos son atemporales como también lo son la actitud de los jóvenes y de los adultos que acordes a la posición social de unos y otros llegan a tener inquietantes puntos de encuentro. Estos dualismos quedan retratados cuando vemos juntas a Karin rubia, albina, resplandeciente en su blanco corcel y a Ingeri, morena, oscura y permanentemente encorajinada sobre su caballo pardo. 







La cosa se acentúa cuando nos enteramos de que Karin la noche anterior se acostó tarde porque estuvo tonteando con el padre del niño que lleva Ingeri en el vientre. Bergman nos lleva a un punto donde las diferencias entre nobles y plebeyos son difusas y los acontecimientos suceden como consecuencia de los actos de cada persona de acuerdo con su condición de ser humano, sus virtudes y debilidades.


La naturaleza animal de Ingeri, la hace actuar de forma impulsiva guiada por instintos primarios para crear conflictos pero que también le salvan la vida gracias al miedo que es la principal herramienta de supervivencia en los seres vivos. La hace huir en la cabaña del Caronte en el paso del río y la atenaza para no ayudar a Karin cuando más la necesita.

En el caso de Karin es su temeraria fe lo que la hace creerse invulnerable y la lleva a las puertas del desastre.

¿Cómo no vamos a suponer una maliciosa intención en el guionista y en el director cuando en uno de los momentos de máxima tensión del film los pastores y Karin escenifican la escena de Caperucita y el lobo pero a la inversa? A continuación detona el espanto en los rufianes ya predispuestos para la acción violenta cuando de la merienda que la virtuosa doncella le ofrece al niño sale un repulsivo sapo. Descubrir que la cabrita a la que la chica se aferra presa del miedo puede ser robada tampoco ayuda.

Después quien se supone que ha de ser el personaje ejemplar en esta historia se erige en juez y jurado llevándose por delante al único ser verdaderamente inocente y víctima de unos y de otros.

Recuerdo una conversación que presencié en cierta ocasión entre dos gitanos evangélicos. Uno reprendía al otro por actuar mal advirtiéndole de que el Señor le castigaría y el otro le contestaba que no porque a los cristianos cuando pecan el Señor les lava, les limpia a través de la penitencia que les impone el Pastor.

Pues me vino a la memoria esta imagen cuando en el film brota el manantial y vemos a los presentes lavándose con el agua milagrosa para purificarse. No puedo evitar pensar que Bergman está poniendo sobre el tapete la hipocresía de la religión como último eslabón al que agarrarse para poder seguir viviendo con la conciencia tranquila. Porque si bien se nos presenta como un evento milagroso veamos cómo podría Carmen Porter explicar este suceso:


“El brote espontaneo de una corriente de agua junto a un río puede tener una explicación que no necesariamente sea atribuible a un hecho sobrenatural.  Algunos ríos pierden por filtración parte de su caudal de agua, que sigue fluyendo bajo la tierra sin dispersarse, para salir de nuevo la superficie al cabo de cierto trecho: este fenómeno se llama resurgimiento.”



“El Manantial de la Doncella” también se puede disfrutar sin necesidad de explorar entre todas las metáforas y segundos discursos que contiene. En el aspecto visual es magnífica aunque es una lástima que tanto preciosismo se queda encajonado en un formato 1.37 : 1. En el cine no es un problema pero en casa tienes que tener un monitor que te permita ampliar la imagen al máximo para deleitarte con la belleza de su fotografía y la fuerza de sus imágenes.

La ambientación está cuidada al detalle, contemplamos escenas de una época en la que el despertador es el gallo, las casas de madera o piedra y barro, la leche se cuela a través de ramas, la luz es de velas y antorchas, el calentador son piedras incandescentes y el espejo la superficie del agua en la tina de barro.








La banda sonora es escueta pero muy interesante manteniendo la fidelidad a la época en la que se sitúa la narración. El birimbao es un peculiar instrumento con el que el malvado consigue llamar la atención de Karin.

Aunque la iluminación es escasa en algunos momentos la fotografía es tan exquisita que no perdemos ningún detalle y se consiguen atmósferas muy sugestivas.

Uno de mis momentos favoritos del film es cuando Tore recibe a los pastores que suplican cobijo. Una estampa que podría pertenecer a cualquier grabado de la Escandinavia medieval o a la imagen de una antigua carta del tarot.






















Y es que Max Von Sydow no solo es un actor portentoso sino que además en su juventud (¿realmente alguna vez ha sido joven?) presentaba un físico impresionante, con su rostro alargado y su cuerpo fibroso hay momentos en que parece una figura de piedra viviente. Otra imagen clásica de la película es cuando tumba el abedul para purificarse. El arbolito es otra víctima de este buen señor.

Los tres rufianes son verdugos despreciables pero el director nos remueve la conciencia cuando nos deja ver las condiciones en que subsisten en el bosque o los agujeros de sus zapatos. Son estúpidos, son como alimañas silvestres que se mueven por instinto, como Ingeri aunque la joven como diría Pablo Iglesias ya no está en una clase tan baja como la de ellos y no tiene problema en denunciarlos a su amo.

Märeta, Birgitta Valberg  también merece atención, a su creación de madre firme y piadosa, a su contención y a sus silencios.





Y la doncella Karin, Birgitta Pettersson que está que se rompe. Bellezón sueco juvenil que tal como se levanta se enfunda el vestido de los domingos sin preocuparse por los efluvios que puedan desprender sus rincones más y menos íntimos. Cosas de la Edad Media.

Un personaje interesante es también el empleado que ha corrido mucho mundo y se muestra sensato siendo el primero que se huele la tostada de que los huéspedes acogidos por el patrón ocultan algo.

“El Manantial de la doncella” es una lección magistral de cómo hacer buen cine sin estridencias siendo una película que va mucho más allá de la historia que cuenta en apariencia sencilla.


Notas:

Como todo el conjunto de la obra de Ingmar Begman “El manantial de la Doncella” dejó huella en muchos otros cineastas.

- “La Ultima Casa a la Izquierda” (1972) es un inconfeso pero descarado remake situado en los años 70 en Manhattan y los bosques de Connecticut. Ya he comentado que la situación de las jóvenes amigas que se meten en líos desobedeciendo a sus padres es una situación atemporal y Wes Craven retoma este aspecto y la colisión entre la clase acomodada y la carne de presidio. No admite comparación en el aspecto formal con el film de Bergman pero contiene los suficientes aspectos de interés como para haberse convertido en un clásico del cine de terror seminal. Otra paletada de tierra sobre el sueño hippie.

- En “Los Señores del Acero” (1985) la princesa Agnes, Jennifer Jason Leigh, se toma muchas libertades con su sirvienta Kathleen hasta que cae presa de una banda de mercenarios y buscavidas. Un film que retoma algunas de las claves de “El Manantial de la Doncella” siendo blasfema de forma menos solemne y más orientada al género de aventuras con la protagonista debatiéndose entre el amor al joven noble o la pasión en brazos del truhan líder de los bandidos.


"El Manantial de la Doncella" obtuvo el Oscar a la mejor pelicula de habla no inglesa en 1961.








Calidad Cinematográfica:  9

Psicotronia:  7

Gore:  2

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