domingo, 16 de agosto de 2015

ORGAN (1996)



Título original: "Organ: Bouryoku Toshi"

Dir.: Kei Fujiwara

Japon .- 110 min.- Color.

Thriller / Horror / Splatter

35 mm.- Video.- 1.37 : 1

Sonido: Monoaural

Música: Video Rodeo, Kenji Nasa

Fotografía: Kei Fujiwara

Guión: Kei Fujiwara




Producción: Kei Fujiwara, Binbun Furusawa, Koichi Toda


Prod. Co.: Organ Vital




Reparto: Shun Sugata (Nakanishi), Kei Fujiwara (Yoko), Takeomi Nasa (Numata), Satoru Ryu Okubo (Aoki), Kimihiko Hasegawa (Saeki), Shouzou Toushima (Yasuda), Yuugo Sawada (Onda) Nariaki Yoshioka (Madara-no Shigeru), Osamu Nomura (inspector), Emiko Nakamura (Madre de Saeki), Kouji Ishihara (Cuerpo joven), Kyouichi Furumoto (Inspector Toita), Jun Ishikawa (inspector), Momoko Yamada (Esposa de Numata), Kazuko Haruta (Kinoshita), Yukiko Abe (Chica crisálida), Hiroshi Kitano (doctor), Katsumi Takahashi (Patrullero) Hideo Matsuura (Forestal), Natsuyo Kanahama (Cuerpo de colegiala), Kaoru Nasa (Hijo de Numata), Sachiko Tanba (Pequeño Youko), Yuuki Kamikawa (Pequeño Saeki), Junko Fukusako, Yuuki Awano, Mito Awano (Pacientes)

“Humans might have been spirits living in trees before eating the fruit of wisdom. Are we born cursed be life to become killers and devastators? Evil and sin exist simply to help preserve the species. But i hear a voice saying that light returns to light, regenerated.”

“Los seres humanos podrían haber sido los espíritus que viven en los árboles antes de comer el fruto de la sabiduría. ¿Nacemos malditos de por vida para convertirnos en asesinos y devastadores ? El mal y el pecado existe simplemente para ayudar a preservar la especie. Pero oigo una voz que dice que la luz vuelve a la luz, regenerada.”

Con esta sentencia tan tremebunda de reminiscencias bíblicas empieza “Organ”. Parece apuntar a un cierto optimismo con eso de que “la luz vuelve a la luz” pero como se refiera a la luz verde que se filtra a través de la puerta del laboratorio del profesor Saeki, la “regeneración” sugerida sería como para salir corriendo en todo caso.

Numata es un policía que no tiene muchos amigos en su profesión porque una de sus premisas es que el sacrificio es inevitable para coger a los criminales. El sacrificio de un compañero si hace falta.

Una noche se infiltra junto con el agente Tosaka en un grupo de gangsters que secuestran a un pobre tipo y lo llevan a un cobertizo en las afueras preparado de forma rudimentaria para la extracción de órganos.







Los policías son descubiertos y Numata sólo, golpeado y drogado, consigue huir.

Es apartado del caso y suspendido de empleo. Deambula borracho por los arrabales hasta ir a parar al escenario de los hechos. Alli se encuentra con dos ex compañeros. Uno de ellos es Shinji, hermano de Tosaka. Al igual que Numata cree que el desaparecido está vivo y quiere encontrarlo.






Simultaneamente están apareciendo en lugares abandonados cuerpos muertos de jóvenes colegialas.

Numata y el hermano de Tosaka siguen la pista en la mafia local de una constructora que se hizo con el control de una empresa manipuladora de pescado adquiriendo capital y con el posterior suicidio del principal accionista. La influencia de la banda se extiende en todos los negocios de la ciudad y hasta en la Policia.

Investigando cada uno por su cuenta averiguan que hay una relación entre el capo mafioso y los ladrones de órganos. La desaparición de Tosaka empieza a convertirse en un problema para los turbios manejos de los delincuentes.

El círculo se cierra y toda la basura empieza a salir a la superficie concluyendo en una terrible confrontación.








“Organ” es el debut en la dirección de la inquieta Kei Fujiwara. Ya había participado como actriz, responsable de vestuario y ayudante de dirección en la magistral y revolucionaria “Tetsuo” (1989) de Shin'ya Tsukamoto.

Para su proyecto como realizadora contó con los miembros de su grupo teatral “Organ Vital” y quiso materializar sus obsesiones sobre el funcionamiento interno del cuerpo humano y su relación con el alma. Unas inquietudes presentes en la cultura japonesa a partir de la II Guerra Mundial por el infierno atómico que padecieron.

En la obra de Tsukamoto se apreciaba claramente la influencia de los visionarios Lynch y Cronenberg que junto a las iconografías propias y a la moderna cultura pop industrial del país del sol naciente conjugaron un explosivo pastiche surreal y futurista fundamental en la evolución del posterior cine nipón.

Fujiwara parte del thriller yakuza para crear el escenario de un viaje al horror que si bien no es una historia excesivamente compleja si que está realizada con una puesta en escena y una narrativa absorbente e hipnótica que hace que los 110 min. de la versión uncut nos sepan a poco.

Aquí no hay nada del Japon orgulloso, próspero y tecnológicamente avanzado en el que hablan las tazas de los lavabos de los hoteles de cinco estrellas. Toda la historia transcurre en el Tokio que no aparece en la promoción de las agencias de viaje.

Nos movemos por la periferia, por lugares apartados, solares, túneles, vertederos…

Los Policías son desagradables y astrosos. Los gangsters son los dueños del barrio. El colegio es un barracón triste. El laboratorio de Saeki un cuartucho con un viejo frigrífico.

Las condiciones de los trabajadores de la empresa constructora no son malas, son peores, hacinados, sudorosos, rodeados de suciedad.

La casa de Numata es un escenario penoso, con una mujer que le desprecia y un hijo enganchado a la gameboy. El hermano de Tosaka se desplaza en un Mini modelo antiguo y va armado con una porra extensible.

La mirada de Fujiwara a sus personajes es despiadada. Los protagonistas están desquiciados. Numata se emborracha y padece alucinaciones, no sabemos si causadas por el alcohol o por efectos secundarios de la droga que le inyectó el Doctor Saeki. Su conducta es suicida.

Shinji no tiene apoyo de nadie para buscar a su hermano. Pretenden convencerle de que está muerto y le tratan como a un paria.

La historia de Yoko y Saeki, los traficantes de órganos es todo un homenaje a la familia. Su madre, que después sabremos que es hija de un jefe de Policía, en un ataque de histeria provocado por las infidelidades de su pareja intenta castrar al niño y golpea con un palo de golf a su hija que trata de proteger a su hermano. Como consecuencia la niña Yoko pierde un ojo y el chico, Saeki desarrolla una extraña tumoración que arrastrará para siempre y le impedirá tener una vida sexual normal.

Estas escenas de flashback están realizadas en tono sepia. Culminan en un momento muy atmosférico en el que la madre pide a gritos que le arranquen de las entrañas al feto que lleva dentro. “Va a venir al infierno, este mundo es el infierno”. Una imagen que recuerda a las primeras obras de Lynch “Eraserhead” (1977) o “The Elephant Man” (1980).

El tono general de la película es sombrío pero arrebatador e imaginativo aunque de una forma malsana.










El drama típico del cine japonés está presente en la historia pero el honor está cuestionado en todo momento. Todo está pervertido en las motivaciones de los personajes. La venganza es por remordimiento, el amor es deseo morboso, los vínculos familiares hipócritas y desmotivados.

El prólogo del film enlaza escenas del final donde ya vemos como la sangre salpica la pantalla con el principio que nos introduce en la trama policiaca, la infiltración, los motoristas, el secuestro, todo de noche, confuso, enervante. Realizado con mucha fuerza y realismo.

Llegamos al laboratorio clandestino, un barracón sombrío con la sala de operaciones envuelta en plástico para procurar asepsia (ja,ja,ja). Allí se desencadena la tragedia.

Me encanta cuando se suelta un cable de alta tensión que queda balanceándose y cada vez que roza el cuerpo que hay sobre la mesa de operaciones le provoca una convulsión hasta que empieza a humear.

Numata ya expulsado del cuerpo ofrece un penoso espectáculo, borracho y sucio degenerando progresivamente.

La directora nos ofrece en paralelo momentos del ex policía vomitando bilis y de Saeki expulsando chorros de pus. El hedor casi es perceptible para el espectador. Fujiwara establece varios paralelismos como éste durante el film.

Las conversaciones del mad doctor con el prisionero Tosaka son antológicas. La escena en que el policía pide agua y Saeki le ofrece la sangre de su propio muñón es ciertamente difícil de ver.






Las mujeres tampoco salen bien paradas en la visión de la directora. Las colegialas se ofrecen calenturientas al guapete y amable profesor de biología. No saben que él tiene una idea bastante particular de lo que es el sexo. 







La  bella gobernanta del Instituto que sospecha de las actividades de Saeki, lejos de denunciarle entabla con él una fatal relación sadomasoquista.







Los ex compañeros de Numata hacen una visita a su mujer para llevarle algo de comida y para violarla (¡¡!!)

Al final del film, después de los primeros créditos tenemos una escena sorpresa con otro enigmático paralelismo. Es la mujer de Numata quien lleva comida a la consulta de Saeki que ahora ejerce de médico.







Divertida la visita al hospital del camionero que va a excusarse con Shinji por haberlo aplastado con el camión. El policía no se muestra muy amable.






Después volvemos al universo Lynch cuando Shinji aparece en una especie de apartado bar y es apalizado por los mafiosos. Unas secuencias delirantemente psicotrónicas.








Magnífico el encuentro en el túnel impregnado de desnuda violencia asfáltica entre Yoko y los hampones.







Y el final donde Yoko pelea con Shinji y Numata con Saeki. No es un final ni medio feliz.

¿He mencionado que la sombra de Cronenberg y la “nueva carne” están presentes durante todo el film? La directora se permite hacer un chiste cuando Numata al fin se encuentra con Tosaka y el otro policía le dice “Parece el chico de “La Mosca””. Obviamente se refiere al remake que realizó en 1986 el director canadiense.

Para rematar la desazón que nos deja la película, Tosaka termina de joder a Numata con una pregunta matadora.

“Organ” contiene abundante gore pero no satisfará a los que valoren un film por la cantidad de violencia y hemoglobina que pueda ofrecer. Que no pierdan el tiempo los fans “Guinea Pig” o de Andreas Schnaas.

Desde mi punto de vista el único punto mejorable de la película es la coreografía de las peleas. Están bien filmadas pero “cantan” mucho. Y lo que le cuesta morirse a algunos personajes, golpeados, apuñalados, disparados… vuelven a aparecer.

La banda sonora de techno industrial es perfecta para la película. Me pregunto si no estará inspirada en “The Downward Spiral” de Nine Inch Niles. Hay pasajes sospechosamente parecidos y también es una obra que describe un viaje al infierno interior.

“Organ” es una película mala. Pero no porque sea una mala película, sino porque es malvada, maligna.


Notas:

- Kei Fujiwara ha tardado nueve años en volver a ponerse detrás de las cámaras. Por si no se llevó bastantes palos con su ópera prima, su nuevo film “ID” (2005) parece que es todavía más desquiciado y brutal. Tengo que verla.

- La directora es la que interpreta a Yoko, la despiadada mujer de un solo ojo.

- Cuando se menciona a los renovadores del cine japonés más visceral que deja desfasado al pinku eiga hay que mencionar a Tsukamoto y a Fujiwara junto a Takashi Miike (“Gokudô sengokushi: Fudô”(1996)) y a Takashi Kitano (“Violent Cop" (1989)). Esa visión pesimista y descarnada de la sociedad japonesa, de calles vacías y personajes asfixiados al límite de la locura....








Calidad cinematográfica:  8

Psicotronia:   8

Gore:   7,5

No hay comentarios:

Publicar un comentario