Alemania. 100 Minutos. Color.
Thriller / Terror
Música: Les Gilles
FX.: Olaf Ittenbach y
equipo.
Intérpretes: Kimberly Liebe (Vivian), Christopher Kriesa
(Frederick el enterrador), Joe Cook (Paul Patucchi), Xenia Seeberg (Clarice),
James Matthew-Pyecha (Jimmie Levinson), Daryl Jackson (Robert Downing), Twin
(Courtney), Saskia Lange (Marianne), Marika Elena David (Laura), Melanie Sigl
(Denise), Mehmet Yilmaz (Christopher), Jeff Motherhead (Howard), Matthias
Rimpler (Brad), Simon Newby (Mortimer), Thomas Reitmair (Rick), Darren Shahlavi
(Dennis), Russell Friedenberg (Tom Brewster), David Creedon (David Deming),
Natacza Boon (Annabelle Branagh), Hank Stone (James Flynn)…
Olaf Ittenbach tiene seguidores y detractores bastante
radicales. Unos extremos acordes con la propuesta de su cine.
A mi me parece igual de ridículo defender a ultranza todo lo
que hace como cerrarse en banda y negar los méritos de un director que contra
viento y marea se ha labrado una firme carrera como exponente de la máxima
expresión del horror llevado al cine y cuyos fans se cuentan por miles.
Es hipócrita echar pestes de Ittenbach pero mojar la ropa
interior con todo lo que viene de Japon, de EEUU y con algunos films de Jesus
Franco, Buttgereit o Peter Jackson
justificándose en una coartada supuestamente intelectual de simpática transgresión, porque si una
película es mediocre, lo es aunque el envoltorio sea brillante o exótico.
Olaf Ittenbach no necesita excusas, necesita presupuesto.
Con dinero y un puñado de fieles colaboradores se pone a trabajar y hace una
película. Nunca será una estrella mundial ni se hará millonario. No llegará a
todos los públicos ni recibirá buenas críticas. Hace lo que le gusta y unas
veces le sale mejor y otras peor.
Tiene dos principales defectos:
-Los guiones: No
consigue ir más allá de lo que podemos encontrar en un tebeo malo, son
inmaduros y hacen aguas por todas partes. Sus argumentos recuerdan a las
historietas de S.O.S. aquella publicación de Editora Valenciana que pretendía
emular los cuadernos de la Warren pero de baratillo y con cierta desgana en los
artistas.
-La tendencia a copiar: Sin pudor ni disimulo se “inspira”
más de la cuenta en aspectos de otras películas y trabajos de directores que le
han influenciado. Esto se le fue totalmente de las manos en “La legion de los
muertos” (2001) que llega a parecer en
algunos momentos un remake de “Abierto hasta el amanecer” (1995) y un plagio pedorro de “Dogma” (1999)
de Kevin Smith, siendo su peor y más
decepcionante película. Después de ver "La legión de los muertos" llegué a pensar que el
director alemán habiendo caído tan bajo difícilmente volvería a realizar algo
de interés. Afortunadamente me equivoqué.
“Beyond the limits” es también conocida como “The burning
moon II”. Argumentalmente no tiene mucho que ver con su obra maestra de 1997.
Coincide en que la película cuenta dos historias narradas de una persona a otra
y en una revisión con FX mejorados del viaje a los infiernos de una de los
personajes.
Ah, creo que para quien esté leyendo estas líneas y no
conozca el cine de este director se me puede haber pasado por alto hacer
constar que la forma de entender el terror de Ittenbach no se basa precisamente
en la sutileza. Las películas de Ittenbach son lo más parecido a una pesadilla
y cuando está inspirado la sensación de horror que logra transmitir se sale de
la pantalla y te acompaña durante días. Para conseguirlo se vale del gore más
extremo. El mismo es un especialista autodidacta en elaborar efectos especiales y se encarga personalmente de
preparar las escenas más viscerales de sus películas. Y lo de viscerales no es
una forma metafórica de expresarlo.
En “Beyond the limits” la línea argumental se centra en la reliquia “El corazón eterno” que sirve
para enlazar las dos historias que cuenta Frederick, el guardián del cementerio, a Vivian, una periodista que se cita con él para entrevistarle.
La primera historia transcurre casi en su totalidad en un
apartamento. Antes nos ha sorprendido Ittenbach mostrando con buena factura o
cuanto menos con un estilo sorprendente y particular una trama entre mafiosos
de forma luminosa y brillante en contraste con lo que se avecina minutos
después.
Un thriller que comienza con Paul Pattucchi que tiene que
cerrar un negocio de cocaína y “algo mas”. Unos hampones al servicio de un jefe
misterioso matan a la amante de Paul para presionarle. Acorralado huye y lo
encuentran muerto y desfigurado.
Nos trasladamos al apartamento de Levinson que espera a unos
invitados para cenar. Quien llega también es Robert Downing un enviado del jefe
en la sombra que busca lo que se supone que escondía Pattucchi. Empiezan los
equívocos y se apuntan a la fiesta dos liquidadores llamados por Levinson, Rick
y Mortimer, dos individuos de aspecto siniestro que parecen cenobitas y no sólo
por su aspecto, también por la forma en que acometen su trabajo.
Y a partir de aquí me gustaría ver a alguno de esos
pardillos a los que “Funny Games” les parece una película “muy fuerte” porque
ya hemos llegado al terreno de Ittenbach y se han acabado las tonterías. Lo que
se nos muestra a continuación es un puñetazo en la cara del espectador, un
viaje a la locura y al horror que deja muy claro porque el cineasta alemán es
un director único e inimitable. Mortimer se adueña de la situación hasta que empieza
a meterse caballones de farla y va perdiendo el control erigiéndose en un
monstruoso ángel de la muerte que hace derivar lo que venía siendo un thriller
de gangsters en una pesadilla de brutalidad y sadismo explícito que no se
olvida fácilmente. No recuerdo haber visto antes nada igual. Ittenbach dirige
de forma torpona pero cuando se trata de materializar el espanto y atenazar al
espectador golpeándole en lo más profundo es un auténtico maestro.
En los primeros minutos cuando van coincidiendo pistoleros
en el apartamento el director introduce unos absurdos e innecesarios efectos
visuales y de sonido. De no ser por este exceso infantil le hubiera quedado
perfecta esta primera historia.
Pausa. El guardián del cementerio continúa con su relato.
Ahora nos traslada a Inglaterra en la Edad Media. David
Deming, un inquisidor obsesionado con el poder y la inmortalidad necesita la
reliquia “El corazón eterno” para invocar a un espíritu diabólico que espera que
le ayude para conseguir su propósito. Para ello no le temblará el pulso en
enviar su ejército y arrasar una congregación en plena misa para someter al
monje que otrora fuera su maestro Flynn y robarle la reliquia. Por supuesto la
carnicería se nos muestra con todo detalle de desmembramientos y
decapitaciones.
Deming ayudado por su secuaz militar Brewster se instalan a
tiempo completo en una mazmorra donde mediante tortura y asesinato se esfuerzan
para que se encarne el espíritu diabólico que les tiene que ayudar en un cuerpo
receptor que ha de ser puro.
Pero no cuentan conque el sargento Dennis, enamorado, bueno,
experto en artes marciales y que parece
que se vista en la sección de saldos de invierno de unos grandes almacenes se
enfrentará a ellos.
Esta segunda historia es un entretenido tebeo con acertadas
notas de humor negro que recuerda a films del estilo de “Las torturas de la
inquisición” (1970).
El problema es que la contención no va con Ittenbach y si
cuenta con un actor maestro de artes marciales pues le tiene que sacar partido
y las hostias karatekas que reparte un soldado inglés en pleno siglo XV quedan un poca
ridículas.
Deming consigue finalmente visitar el infierno, aunque no exactamente como lo había planeado. Es en estas secuencias donde encontramos abiertamente el remake de “The burning moon”, mejor realizado, más breve, igual de brutal pero como que no llega a igualar los extremos de aberrante salvajismo de su magistral predecesora.
Volvemos con la periodista y con Frederick. Epílogo con sorpresa y fin.
Contribuye a subir el nivel de la película un buen plantel
de actores que encajan bien en los papeles que interpretan. Mención especial
para Simon Newby, el terrible Mortimer y para Russell Friedenberg, el sádico Brewster. A destacar también el
inglés Darren Shahlavi, la estrella de saldo del film. Por lo menos se aprecia
el esfuerzo que pone en encarnar su atormentado personaje.
Con todos sus errores es una película interesante, un
pastiche de thriller, terror y aventuras medievales no apto para todos los públicos
que nos devuelve la fé en Ittenbach. Si Ed Wood, Lucio Fulci, Jesús Franco o
Ted V. MIkels tienen un sitio en la historia del cine no hay razón para que
este teutón perturbado no tenga el suyo.
Notas
- En los títulos de crédito se hace referencia a “The
creature” . Da la impresión de que se cortó alguna escena en el montaje final o que el presupuesto no llegó para filmar todo lo que había en el guión.
- Olaf Ittenbach ganó en el 2003 con esta película el Golden
Glibb en el festival Weekend of fear que
se celebra en Nuremberg .
- Darren Shahlavi lleva años intentando labrarse una
reputación en el cine de artes marciales. Pasó unos años en Hong Kong
aprendiendo y trabajando como doble y especialista. Ha conseguido pequeños
papeles en films con Samo Hung y Steven Seagal pero su carrera no acaba de
despegar.
- Christopher Kriesa aparece en la película de los hermanos
Coen “El hombre que nunca estuvo allí” (2001).
Calidad cinematográfica:
6
Gore: 8
Psicotronia: 8
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