Dir.: S. Craig Zahler
USA / Reino Unido
Western / Terror / Gore
132 minuto.- Color
35 mm.- 2.35 : 1
Sonido: Dolby Digital
Música: Jeff Herriott, S. Craig Zahler
F.X.: Hugo Villasenor; Steve Constanza, Jodi Byrne, Martha
Sanchez, Natalie Thimm, Tanner White, Kelsey Berk, Rachel Kooyman
Fotografía: Benji Bakshi
Guión: S. Craig Zahler
Presupuesto: 1.800.000
$
Producción: Jack Heller, Dallas Sonnier; Amanda Mortimer, Gregory
Zuk, Joseph Gabay, Jonathan Feuer, Lotte Abrahams
Prod. Co.: Caliber Media Company; The Fyzz; Flexibon Films; The
Joker Films; Realmbuilder Productions;
Intérpretes: Kurt Russell (Sheriff Hunt); Patrick Wilson (Arthur);
Matthew Fox (Brooder); Richard Jenkins (Chicory); Lili Simmons (Samantha); Evan
Jonigkeit (Alguacil Nick); David Arquette (Purvis); Fred Melamed (Clarence);
Sid Haig (Buddy); Maestro Harrell (Gizzard); James Tolkan (Pianista); Kathryn
Morris (Lorna Hunt); Zahn McClarnon (Profesor); Michael Emery (Compañero
pelirrojo); Jeremy Tardy (Buford); Michael Paré (Mr. Wallington ); Sean Young (Mrs.
Porter); Jamison Newlander (Mayor); Erick Chavarria (Ramiro); Omar Leyva (Guapo);
David Midthunder (Troglodita deforme); Raw Leiba (Craneo de lobo); Geno Segers
(Colmillos de jabalí); Alex Meraz (Craneo de águila); Robert Allen Mukes
(Centinela); Brandon Molale (Troglodita chato); Eddie Spears (Hacha serrada);
Jay Tavare (Dientes afilados); Gray Wolf Herrara (Merodeador silencioso); Benjamin
Woodruff (Joven troglodita); Mario Perez (Mexicano); Susie Castaneda
(Troglodita preñada A); Marem Hassler (Troglodita preñada B); Ardeshir Radpour
(Horse Thief)
Me resultaba sorprendente que en las últimas semanas la
gente aficionada al cine se mostrara entusiasmada con el reciente estreno de
una película del oeste. Más me extrañaba que en su mayoría no se tratara de
gente aficionada al western sino de aficionados al fantástico y al terror.
Ahora que la he visto entiendo por qué.
A la ciudad de Bright Hope llega un forastero sin hacer
mucho ruido. El segundo ayudante Chicory que siempre intenta hacer bien su
trabajo le comunica al Sheriff Hunt que el recién llegado tiene una actitud
sospechosa. Hay un interrogatorio en la cantina que acaba con el rufián herido
en una pierna. Como el Doctor está borracho tendrá que ser atendido por la
Doctora Samantha, esposa del capataz de ganado Arthur O'Dwyer que reposa en
cama con una pierna temporalmente inútil como consecuencia de un accidente. A
la mañana siguiente un ciudadano descubre un asesinato y el robo de unos
caballos en el establo. Además han sido secuestrados el primer ayudante del
Sheriff, el convaleciente Purvis y la Doctora. Al examinar las pistas dejadas
por los secuestradores las noticias no son buenas, podría tratarse de una tribu
indígena muy peligrosa. No obstante Hunt, Dwyer y Chicory junto a un pistolero llamado
Brooder organizan una expedición de rescate.
“Bone Tomahawk” (“Hacha de hueso” podría ser la traducción
literal) es el primer film como director del músico de metal siniestro,
guionista y novelista S. Craig Zahler,
nombre rimbombante acorde con la estima que siente por la literatura clásica
pulp y de ciencia ficción en la que reconocidos autores suelen tener patronímicos
para el recuerdo como H.G. Wells, Arthur C. Clarke, Clifford D. Simak, Orson
Scott Card, James M. Cain, W. R. Burnett, Robert E. Howard, H. P. Lovecraft,
Egar Allan Poe, Edgar Rice Burroughs…
Reconozco sin rubor que hasta la llegada de este film yo
desconocía la existencia de esta persona. Ni siquiera me consta de que a fecha
de hoy, mayo de 2016, sus trabajos literarios estén traducidos al español.
Ahora sin embargo la cosa ha cambiado y hasta Ridley Scott que tiene un buen
olfato para todo lo que huele a dinero
está decidido a adaptar próximamente su novela “Wraiths of The Broken Land”.
“Bone Tomahawk” es una de las mejores revisiones del western
realizadas en el siglo XXI. Está claro que se hacen notar los caminos
recorridos por el género en los últimos años y desde los primeros minutos el film golpea duro
con la violencia característica del cine moderno. Esto puede predisponer a la
decepción pero poco a poco el director nos va seduciendo con naturalidad,
invitándonos a entrar en las vidas de los pobladores de una pequeña ciudad
donde nadie se puede tirar un pedo sin que a los pocos minutos sea cuestión de
dominio público porque todo el vecindario se conoce, se respeta y comparten el
día a día durante toda su vida a lo largo de generaciones. La presencia de un
forastero no pasa desapercibida a pesar de que se comporte con el sigilo propio
del truhan acostumbrado a ocultar su rastro.
Los personajes se nos presentan al estilo clásico del mejor
cine norteamericano, con trazos simples y directos que hacen que tengamos la
impresión de que los conocemos desde siempre. Y esto vale tanto para los
protagonistas como para el más circunstancial de los secundarios. El empleado
negro de la cantina, el indio con traje, la mujer del alcalde (Sean Young!!!),
los mexicanos que aparecen en el campamento…
En este aspecto se nota la mano de un escritor aunque no
siempre el buen oficio literario se traduce en un buen guión o una buena
dirección cinematográfica. En este caso sí. La inteligencia y la agudeza en
cada diálogo muchas veces provoca ganas de aplaudir. Este es un aspecto que le
debemos a Tarantino, el haber recuperado la importancia del texto para el cine
de género.
Podemos contemplar está película en cuatro partes:
El prólogo puro pulp servido por David Arquette y el
inconmensurable Sid Haig al que reconocemos detrás de una gran caracterización
por sus ojos saltones y sus típicos gestos macarras de escupir o tocarse los
huevos. Son tipos muy peligrosos pero lo que se esconde al otro lado de las
rocas resulta mucho más amenazador.
La presentación de protagonistas y del conflicto. Maravilloso
retrato de una humilde ciudad y de sus habitantes que se ve alterada por un
asalto insospechado. El forastero Purvis no era consciente de que sus
movimientos eran observados por Chicory, un abnegado segundo ayudante del
Sheriff con un alto sentido de la responsabilidad y una devoción casi parental
por su jefe y amigo. El problema es que no solamente el agente de la ley ha
seguido sus pasos desde que llegó a Bright Hope. Aquellos de quienes creía
haber escapado también siguieron obsesivamente sus huellas.
El viaje. Un sensacional Kurt Russell interpreta a la
autoridad local y toma la decisión de compensar su error emprendiendo un viaje
en busca de los secuestradores. El viaje realizado con un impecable pulso
narrativo se convierte en un mágico relato de aventuras, una crónica del Far
West crepuscular donde los personajes se muestran crudos, desnudos, en toda su
grandeza y con toda su miseria. Hombres obcecados en llevar adelante una misión
cada uno con su compromiso personal. Viven en un mundo salvaje y lo tienen
asumido. Chicory es casi un anciano y poco más le queda al final de su
existencia que sentirse útil y fiel a sus amigos hasta el final. Arthur es un
rudo capataz que sabe que su mujer le da cien vueltas y no va a dudar un
segundo en jugarse la vida para rescatarla porque aunque no sea capaz de
mostrarse cariñoso con ella la quiere a muerte. Brooder es el personaje más
ambiguo, un tipo chulesco, seguro de sí mismo, elegante, relamido y parco en
palabras y gestos. Un individuo que es mejor tener como aliado aunque no está
muy claro que se pueda confiar en él.
La confrontación final con el destino de unos y otros.
“Nuestra única ventaja es que somos más listos” dijo el Sheriff Hunt antes de
partir. Lamentablemente sus enemigos aunque primitivos no tienen nada de
estúpidos. Es un desenlace abiertamente gore y realmente duro porque se
enfrentan unas personas que aunque fuertes y curtidas son civilizadas con
sentido de la moral contra salvajes que son como animales con inteligencia
humana. Un rival mucho más temible que los indios o los salteadores de caminos
y que además están en su terreno.
S. Craig Zahler se declara admirador de ”Grupo Salvaje” (1969)
y ciertamente la sombra de Sam Peckimpah se cierne sobre unos personajes que
asumen su condición hasta las últimas consecuencias aferrándose a la
camaradería entre hombres hasta el final. En este mundo de hombres hay que
destacar que el personaje de Samantha se gana su respeto y se convierte en un
camarada más siendo el intelecto su arma más certera.
Los salvajes recuerdan al cazador alienígena del clásico
moderno protagonizado por Scharzenneger “Depredador” (1987). Stan Winston, diseñador
del “Yautja” tuvo que inspirarse en alguna tribu real como los Dogon, Asaro o
los Yali para darle verosimilitud a su criatura como también habrá hecho Craig
Zahler para crear a sus letales trogloditas. En Norteamérica se recogieron
noticias de casos de canibalismo en algunas tribus indias allá por el siglo
XVII y más hacia Alaska parece documentado que era algo más habitual en los
paradójicamente más civilizados Iroqueses. Sobre estas historias de aislamiento
en las montañas heladas podríamos mencionar la interesante “Ravenous” (1999).
“Bone Tomahawk” se aparta del mainstream y cambia el
espectáculo por el humanismo de John Ford impregnando el conjunto de una feroz
ironía desencantada al estilo de los mejores films de los Coen como pueda ser
el caso de “No es País para viejos” (2007).
Pero hay un problema del que se resiente el conjunto: la
realización. Aunque la puesta en escena es magnífica y los escenarios escogidos
perfectos para cada momento el widescreen 2.35:1 está bastante desaprovechado.
El paisaje no tiene amplitud ni relieve alguno y en algunas imágenes no se
distinguen las caras de los personajes situados en segundo plano. Es una
verdadera lástima porque está película tiene fotogramas que podrían ilustrar un
libro de historia de los Estados Unidos como sucede por ejemplo con “Pat Garret
and Billy The Kid” (1973) de Peckimpah, película que también parece haber
dejado su impronta en Craig Zahler llegado el momento de ponerse detrás de una
cámara.
En descargo hay que tener en cuenta que para hacer esta película la
producción ha manejado un presupuesto de 1.800.000 dólares, una cantidad
discreta si lo comparamos con la española “Blackthorn” (2011) financiada con 4,500,000
o “El Renacido” (2015) con la disparatada cifra de 135.000.000.
“Bone Tomahawk” es lo más parecido a una obra maestra que
nos ha deparado el western en los últimos años. Un film excepcional con el
encanto de la serie B capaz de enfrentarse a cualquier superproducción y salir
airosa. Su director debe mejorar pero está en el buen camino.
En esta imagen podría estar la solución para el dilema de Chicory sobre como bañarse y leer a la vez.
Calidad Cinematográfica:
8
Psicotronia: 7
Gore: 7
Notas:
- Los Asaro, conocidos como “hombres de barro” habitan en Goroka,
Papúa, Nueva Guinea Aunque tienen más de mil años, fueron descubiertos hace
solo 75 debido a su aislamiento dentro de un terreno montañoso. No se ha
documentado que practicaran el canibalismo pero el aspecto de sus guerreros
cuando salen de caza es similar al de los trogloditas del film.
- Los Yali pertenecían a la tribu de caníbales más feroces de
Nueva Guinea. No tuvieron contacto con el mundo occidental hasta 1960-1970,
cuando los misioneros empezaron a llegar a estas regiones remotas regiones. Los
asentamientos Yali se localizan habitualmente en las crestas de las montañas, a
unos 2.500-3.000 metros de altitud, para obtener ventaja en la defensa contra
los enemigos. Construyen cabañas (honai) ovales de paja y madera. Los hombres,
mujeres y niños duermen en cabañas diferentes. Practican la poligamia y llevan
a cabo rituales para las ocasiones importantes de la vida, con el intercambio
de regalos. Aunque actualmente los Yali se han modernizado, todavía sienten un
fuerte apego a sus costumbres tradicionales, especialmente en cuanto a la
escueta indumentaria masculina. A pesar del clima frío de montaña que soportan,
solo se cubren con la calabaza.
- Tribu Dogon, Malí, oeste de África. Los hombres escalan los
increíbles acantilados de Bandiagara con las cuerdas de corteza de baobab para
así poder recolectar guano de murciélago o paloma, vendidos como fertilizante,
así como artefactos de Telem, que después se venden a los coleccionistas de
arte de occidente. Viven más de 400.000 en unos 700 pequeños poblados que se
sitúan en una escarpa de 200 km. de largo.
Notas cinefílicas:
- El habitat salvaje y escarpado en el que se desenvuelven
los feroces indígenas de “Bone Tomahawk” recuerda al de los caníbales de “Las
Colinas Tienen Ojos” (1977)
- La cueva donde los protagonistas están presos es como la de “Eegah”
(1962) aunque en un contexto notablemente más dramático.
- “Musical Canibal” (1993) es un film de Troma supuestamente
basado en hechos reales ocurridos en Colorado en el siglo XIX muy interesante. Realizado
por Trey Parker (South Park) eligió para su debut en la dirección de
largometrajes una temática similar a la escogida por Craig Zahler pero en clave
de comedia musical.
- Otros westerns atípicos que se aproximan al psicothriller o
al terror y vale la pena conocer podrían ser “Cielo Amarillo” (1948) de William
A. Wellman, “Chikara” (1977) de Earl E. Smith, “Clan Sangriento” (1990) de
Charles Wilkinson o “El Guardian de los Muertos” (1993) de Michael Derek Bohusz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario