“Jungfrukällan”
Dir.: Ingmar Begman
Suecia.- Blanco y Negro
Drama.- 89 Minutos
35 mm.- 1.37 : 1
Sonido: Monoaural
Música: Erik Nordgren
Fotografía: Sven Nykvist
Guión: Ulla Isaksson
Producción: Ingmar Bergman, Allan Ekelund
Prod. Co.: Svensk Filmindustri
Töre es el señor propietario de una hacienda agrícola y
ganadera. Allí vive junto a su mujer Märeta y su hija Karin. También residen sus
sirvientes y empleados que allí se cobijan de las duras condiciones de la noche
invernal. Entre ellos está la joven Ingeri, casquivana y malencarada que carga
con un embarazo fruto de sus correrías nocturnas. En secreto odia a Karin.
Envidia sus privilegios y siente rabia porque sabe que la conducta de la joven
noble no es mejor que la suya propia y aun así debe estar a su servicio y
soportar reproches por actitudes que a la hija de los amos le son toleradas.
Karin es una chica bellísima y zalamera que sabe manejar a
sus padres que intentan darle una educación firme y católica pero se rinden a
la dulzura de su niña.
Ha trasnochado y se levanta tarde para acudir a los
maitines así que Töre para que compense su falta le pide que lleve como ofrenda
para la Virgen unos cirios a la Iglesia que está lejos, al otro lado del
bosque.
Ingeri acepta de mala gana y durante el trayecto la tensión
entre las muchachas va en aumento. Llega un momento en que pide a Karin volver
a la granja porque empieza a anochecer pero la doncella se niega pues confiada
en la santidad de su cometido no teme que pueda sucederle nada malo.
Por el camino se encuentra con tres pastores con los que
hace amistad y comparte la comida pero ellos traicionarán su confianza y se
apropiarán de sus pertenencias huyendo del lugar.
Casualmente van a parar a casa de Töre que les da posada y
cena. Uno de ellos no tendrá mejor ocurrencia que ofrecerle a Marëta en venta
la túnica que ella de inmediato reconoce como aquella con la que por la mañana
vistió su hija. De inmediato se lo hace saber a su esposo que informado a
continuación de todos los detalles por Ingeri ,que fue testigo de los hechos
acontecidos en la arboleda, tomará la decisión de enfrentarse a sus huéspedes
con todas las consecuencias.
No conozco en profundidad la obra de Bergman para
interpretar suficientemente el contenido de “El Manantial de la Doncella” pero evidentemente la película es más compleja de
lo que puede parecer a primera vista. Esta adaptación de un poema medieval de
su tierra sirve al director sueco como soporte para desplegar un discurso en el
que no puedo distinguir la reflexión sobria de un corrosivo sarcasmo al estilo de
“Viridiana” (1961) de Buñuel. Aunque los hechos que se cuentan en el film
suceden en el siglo XIII las relaciones entre los señores y los
criados/empleados y entre padres e hijos son atemporales como también lo son la
actitud de los jóvenes y de los adultos que acordes a la posición social de
unos y otros llegan a tener inquietantes puntos de encuentro. Estos dualismos
quedan retratados cuando vemos juntas a Karin rubia, albina, resplandeciente en
su blanco corcel y a Ingeri, morena, oscura y permanentemente encorajinada
sobre su caballo pardo.
La cosa se acentúa cuando nos enteramos de que Karin la
noche anterior se acostó tarde porque estuvo tonteando con el padre del niño
que lleva Ingeri en el vientre. Bergman nos lleva a un punto donde las
diferencias entre nobles y plebeyos son difusas y los acontecimientos suceden
como consecuencia de los actos de cada persona de acuerdo con su condición de
ser humano, sus virtudes y debilidades.
La naturaleza animal de Ingeri, la hace actuar de forma
impulsiva guiada por instintos primarios para crear conflictos pero que también
le salvan la vida gracias al miedo que es la principal herramienta de
supervivencia en los seres vivos. La hace huir en la cabaña del Caronte en el
paso del río y la atenaza para no ayudar a Karin cuando más la necesita.
En el caso de Karin es su temeraria fe lo que la hace creerse invulnerable y la lleva a las puertas del desastre.
¿Cómo no vamos a suponer una maliciosa intención en el
guionista y en el director cuando en uno de los momentos de máxima tensión del
film los pastores y Karin escenifican la escena de Caperucita y el lobo pero a
la inversa? A continuación detona el espanto en los rufianes ya predispuestos
para la acción violenta cuando de la merienda que la virtuosa doncella le
ofrece al niño sale un repulsivo sapo. Descubrir que la cabrita a la que la
chica se aferra presa del miedo puede ser robada tampoco ayuda.
Después quien se supone que ha de ser el personaje ejemplar
en esta historia se erige en juez y jurado llevándose por delante al único ser
verdaderamente inocente y víctima de unos y de otros.
Recuerdo una conversación que presencié en cierta ocasión entre
dos gitanos evangélicos. Uno reprendía al otro por actuar mal advirtiéndole de
que el Señor le castigaría y el otro le contestaba que no porque a los
cristianos cuando pecan el Señor les lava, les limpia a través de la penitencia
que les impone el Pastor.
Pues me vino a la memoria esta imagen cuando en el film
brota el manantial y vemos a los presentes lavándose con el agua milagrosa para
purificarse. No puedo evitar pensar que Bergman está poniendo sobre el tapete
la hipocresía de la religión como último eslabón al que agarrarse para poder
seguir viviendo con la conciencia tranquila. Porque si bien se nos presenta
como un evento milagroso veamos cómo podría Carmen Porter explicar este suceso:
“El brote espontaneo de una corriente de agua junto a un río
puede tener una explicación que no necesariamente sea atribuible a un hecho
sobrenatural. Algunos ríos pierden por
filtración parte de su caudal de agua, que sigue fluyendo bajo la tierra sin
dispersarse, para salir de nuevo la superficie al cabo de cierto trecho: este
fenómeno se llama resurgimiento.”
“El Manantial de la Doncella” también se puede disfrutar sin
necesidad de explorar entre todas las metáforas y segundos discursos que
contiene. En el aspecto visual es magnífica aunque es una lástima que tanto
preciosismo se queda encajonado en un formato 1.37 : 1. En el cine no es un problema
pero en casa tienes que tener un monitor que te permita ampliar la imagen al
máximo para deleitarte con la belleza de su fotografía y la fuerza de sus
imágenes.
La ambientación está cuidada al detalle, contemplamos
escenas de una época en la que el despertador es el gallo, las casas de madera
o piedra y barro, la leche se cuela a través de ramas, la luz es de velas y
antorchas, el calentador son piedras incandescentes y el espejo la superficie
del agua en la tina de barro.
La banda sonora es escueta pero muy interesante manteniendo
la fidelidad a la época en la que se sitúa la narración. El birimbao es un
peculiar instrumento con el que el malvado consigue llamar la atención de
Karin.
Aunque la iluminación es escasa en algunos momentos la
fotografía es tan exquisita que no perdemos ningún detalle y se consiguen
atmósferas muy sugestivas.
Uno de mis momentos favoritos del film es cuando Tore recibe
a los pastores que suplican cobijo. Una estampa que podría pertenecer a
cualquier grabado de la Escandinavia medieval o a la imagen de una antigua
carta del tarot.
Y es que Max Von Sydow no solo es un actor portentoso sino
que además en su juventud (¿realmente alguna vez ha sido joven?) presentaba un
físico impresionante, con su rostro alargado y su cuerpo fibroso hay momentos
en que parece una figura de piedra viviente. Otra imagen clásica de la película
es cuando tumba el abedul para purificarse. El arbolito es otra víctima de este
buen señor.
Los tres rufianes son verdugos despreciables pero el
director nos remueve la conciencia cuando nos deja ver las condiciones en que
subsisten en el bosque o los agujeros de sus zapatos. Son estúpidos, son como
alimañas silvestres que se mueven por instinto, como Ingeri aunque la joven como diría
Pablo Iglesias ya no está en una clase tan baja como la de ellos y no tiene
problema en denunciarlos a su amo.
Märeta, Birgitta Valberg
también merece atención, a su creación de madre firme y piadosa, a su
contención y a sus silencios.
Y la doncella Karin, Birgitta Pettersson que está que se rompe.
Bellezón sueco juvenil que tal como se levanta se enfunda el vestido de los
domingos sin preocuparse por los efluvios que puedan desprender sus rincones
más y menos íntimos. Cosas de la Edad Media.
Un personaje interesante es también el empleado que ha
corrido mucho mundo y se muestra sensato siendo el primero que se huele la
tostada de que los huéspedes acogidos por el patrón ocultan algo.
“El Manantial de la doncella” es una lección magistral de cómo hacer buen cine sin estridencias siendo una película que va mucho
más allá de la historia que cuenta en apariencia sencilla.
Notas:
Como todo el conjunto de la obra de Ingmar Begman “El
manantial de la Doncella” dejó huella en muchos otros cineastas.
- “La Ultima Casa a la Izquierda” (1972) es un inconfeso pero
descarado remake situado en los años 70 en Manhattan y los bosques de Connecticut.
Ya he comentado que la situación de las jóvenes amigas que se meten en líos
desobedeciendo a sus padres es una situación atemporal y Wes Craven retoma este
aspecto y la colisión entre la clase acomodada y la carne de presidio. No
admite comparación en el aspecto formal con el film de Bergman pero contiene
los suficientes aspectos de interés como para haberse convertido en un clásico
del cine de terror seminal. Otra paletada de tierra sobre el sueño hippie.
- En “Los Señores del Acero” (1985) la princesa Agnes,
Jennifer Jason Leigh, se toma muchas libertades con su sirvienta Kathleen hasta
que cae presa de una banda de mercenarios y buscavidas. Un film que retoma
algunas de las claves de “El Manantial de la Doncella” siendo blasfema de forma
menos solemne y más orientada al género de aventuras con la protagonista
debatiéndose entre el amor al joven noble o la pasión en brazos del truhan
líder de los bandidos.
"El Manantial de la Doncella" obtuvo el Oscar a la mejor pelicula de habla no inglesa en 1961.
Calidad Cinematográfica:
9
Psicotronia: 7
Gore: 2
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