“Jing wu
men” / “Fist of Fury”
Dir.: Lo Wei
Artes Marciales / Drama
Hong Kong
99 Min. /
102 Min. / 110 Min.
35 mm.- 2.35 : 1
Dyaliscope.- Eastmancolor
Sonido: Monoaural
Música: Joseph Koo (Ku Chia Hui)
Fotografía: Ching-Chu Chen
Guión: Lo Wei
Maquillaje: Kuo Hsiung Chen
Produccion:
Raymond Chow; Liang Hua Liu
Intérpretes:
Bruce Lee (Chen Zhen); Nora Miao (Yuan Le-erh); James Tien (Fan
Chun-hsia); Maria Yi (Yen), Robert Baker (Petrov); Fu Ching Chen (Chao); Shan
Chin (Tung); Ying-Chieh Han (Feng Kwai-sher); Riki Hashimoto (Hiroshi Suzuki); Jun
Katsumura (Suzuki's bodyguard); Chung-Hsin Huang (Tien); Kun Li (Hsu) ; Feng
Tien (Fan); Ying-Chi Li (Li); Tony Liu (Chin); Wei Lo (Inspector); Yi Feng
(Yoshida); Ping Ou Wei (Interprete Wu);
Billy Chan (Luchador Japonés);Tom Chan; Hsi Chang (Orador en Funeral); Chuan
Chen; Ching-Ying Lam (Luchador Japonés); Jackie Chan (Jing Wu student) ; Alexander
Grand (Guarda); Kwok Choi Hon (Alumno Dojo); Hsing Chung Hung (Dojo student);
Hidy Ochiai (Luchador Japonés); Little Unicorn (Jing Wu Estudiante); Corey Yuen
(Luchador Japonés); Wah Yuen (Hombre que se burla de Chen en la puerta); Mars…
Algunas teorías conspiratorias defienden la idea de que
Bruce Lee fue asesinado porque estaba consiguiendo demasiada popularidad y
podría llegar a convertirse en un líder de masas. Porque el pequeño dragón no
era solamente un chino fibrado experto en repartir hostias. Era un tipo muy
inteligente, carismático y como todo chino que se precie, ultranacionalista.
“Furia Oriental” es su segunda película como protagonista
absoluto después del éxito obtenido con “Karate a Muerte en Bangkok” (1971).
Esta vez se rodaba en Hong Kong con un presupuesto mayor. Repetía como director
Lo Wei. El argumento estaba basado en hechos reales y era ideal para que Bruce
plasmase en pantalla su concepto del orgullo de ser chino.
En la realidad existió un maestro de artes marciales llamado
Ho Yuan-chia que gozó de notable
popularidad en el Shanghai de principios del siglo XX por derrotar a numerosos
maestros japoneses y occidentales. El gobierno de China estaba haciendo
concesiones a los gobiernos extranjeros colonialistas y las hazañas de Ho
alimentaban el hervidero de oposición ciudadana patriótica contra lo que
entendían como una traición del emperador Guangxu. En 1901 venció en un parque público a
un luchador ruso que había calificado a los chinos como “enfermos de Asia”.
Cuenta la historia que una vez creada la Escuela de Gimnasia
Jingwu dirigida por Ho Yuan-chia la Asociación de Judo de Japon concertó un
enfrentamiento deportivo entre las dos escuelas en el discurrir del cual Liu
Zhensheng , el mejor alumno de Ho, rompió un brazo al director del gimnasio
nipón hecho que fomentó el rencor entre las dos academias. Los japoneses
mediante fingida amistad convencieron al maestro que padecía de unos molestos
ataques de tos para que fuese visitado por un médico japonés que le recetó un
medicamento que parece ser le produjo un envenenamiento con desenlace mortal 70
días después.
Nunca ha quedado claro si la muerte del maestro fue por
efecto de la tuberculosis que padecía o por el arsénico que tomó con la
medicación.
En 1895 Japon había ganado una guerra a China que había
quedado en estado de sumisión económica viéndose obligado el emperador a
aceptar fuertes capitulaciones económicas que arruinaron a una nación que se
veía esquilmada por los acreedores.
La Revolución de 1911 que acabó pacíficamente con la
monarquía no cambió la situación pues ante la perplejidad del pueblo el
Gobierno republicano intentó evitar la confrontación con las potencias
extranjeras manteniendo los resignados acuerdos comerciales y de morosidad que
la dinastía Qing había pactado.
Los terribles hechos sucedidos veinticinco años después durante
la Segunda Guerra Mundial acabaron con cualquier posibilidad de reconciliación
con el país del Sol Naciente generando un sentimiento de odio que perdura hasta nuestros días
convenientemente maquillado por la diplomacia internacional. El salvaje
genocidio ya fue comentado en este blog en la reseña de la película “Los
Hombres Detrás del Sol” (1988)
Así a grandes rasgos podemos entender que este resentimiento
se manifieste con frecuencia en la cultura popular china y que el film que nos
ocupa en esta entrada sea buena prueba de ello.
Chen regresa a la escuela Jing Wu de Shanghai en un día
triste a tiempo para asistir al entierro de su maestro Ho Yuan Chia. Muy
afectado no se cree que el fallecimiento fuese por enfermedad. El nuevo maestro
es interrumpido en su discurso de homenaje al finado por unos representantes
del Señor Suzuki que se presentan con un ofensivo obsequio y un reto. Los de
Jing Wu se sienten humillados pero no responden a la provocación. Pero Chen no
puede resistir y por su cuenta acude a la academia japonesa donde los pone a
todos finos filipinos.
Esto causa una represalia y en ausencia de Chen los
japoneses vuelven a la escuela china organizando una violenta pelea y
amenazándoles con acciones judiciales y el cierre del local. Para evitar más
problemas llegan a la conclusión de que Chen tiene que irse pero el
protagonista durante su última noche en la academia descubre por casualidad
detalles sobre la muerte del maestro y se mete en un conflicto que deja dos
cadáveres.
La Policía presionada
empieza a acosar a sus compatriotas de la escuela china y la tensión va
en aumento. Suzuki harto de la situación decide enviar a sus hombres a matar a
los alumnos de Jing Wu mientras que Chen va a ver a los japoneses y los
trágicos acontecimientos se precipitan.
Las relaciones entre Lo Wei y Bruce Lee eran muy tirantes.
El director buscaba impactar al público y llenar los cines aunque eso implicara
mostrar al protagonista levantando a pulso un rickshaw o voltear a dos enemigos
como si fueran monigotes (de hecho lo eran y se nota bastante). Bruce había
hecho ya cine y televisión en Estados Unidos y sentía la necesidad de hacer las
cosas bien, era muy cinéfilo y estudioso de los aspectos técnicos. El productor
Raymond Chow confiaba en él y le permitió ciertas libertades. Bruce tuvo todo
el control de su personaje aportando ideas, improvisando diálogos, y
encargándose de crear sus coreografías de lucha. El resultado de esta
concienzuda implicación se tradujo en que esta es la película más sobreactuada y llena de tics de
Bruce. Pero no importa realmente que fuera un actor bastante limitado, por no
decir pésimo, porque lo que transmitía este hombre era pasión en cada gesto, en
cada palabra, en cada lance de las escenas de acción. El creía en lo que hacía
y eso llegaba al corazón del público en 1972 y lo sigue haciendo en el 2016.
“Furia Oriental” como su nombre indica es un film lleno de
ira Bruce era admirador de los tremebundos films de Jimmy Wang Yu y se nota. El
guión es simple, muy característico de los films clásicos de artes marciales,
una academia que desafía a otra y la posterior sucesión de venganzas.
Empezamos con un entierro e inmediatamente después de los
créditos un desafío que prepara la primera escena de combate. Es curioso como en la cultura china se le da
una importancia superlativa a una bandera o a un cartel porque la provocación
que hacen los japoneses que se presentan en la academia se ha visto también en
otros films de características parecidas. Lo que en la cultura occidental sería
objeto de cachondeo en China puede acabar en masacre.
Esta primera pelea es espectacular, sin apenas cortes en la
sala de montaje, no como en la actualidad que para un segundo de lucha hay
cuarenta planos para disimular que el actor no tiene ni puta idea de lo que son
las artes marciales. Bruce Lee, para quien no lo sepa era un maestro que
desarrolló su propio estilo de kung fu y tuvo su propia academia en los Estados
Unidos donde conoció a quienes le introdujeron en el mundo del cine.
El actor aplica su experiencia en Hollywood para las escenas
en las que se disfraza para investigar de incógnito cerca de sus enemigos.
También está presente el gusto por el cine clásico USA en una
de mis secuencias favoritas, en el cementerio donde Bruce es sorprendido por su
amiga mientras está asando un bicho que no parece un conejo. Una escena
nocturna muy bella, imbuída por un romanticismo desfasado, con los dos
personajes contándose las penas a la luz del fuego y la exótica vegetación
oriental de fondo. Los diálogos son infantiles pero la sensación es mágica. Lo
Wei tal vez fuera un capullo pero conocía su oficio y la película tiene
momentos eficaces de buen cine aprovechando el formato Dyaliscope.
Pero a pesar de los esfuerzos de Lee para desmarcarse de los
clichés más habituales del cine de género “Furia Oriental” es un film 100% Hong
Kong, con sus defectos y su grandeza. Con personajes de guignol realizados con
trazo grueso y comportamiento exagerado, en el bien y en el mal. Un drama
surrealista e imprevisible con valores como el honor, el heroísmo y el
sacrificio llevados al límite.
Difícilmente en una película occidental para el gran público
el héroe asesinaría a un enemigo y colgaría su cuerpo para escarnio público.
En la batalla final adquiere relevancia la presencia de Bob
Baker. No era habitual la presencia de un actor occidental en un film chino
pero éste llegó al rodaje como alumno y guardaespaldas de Lee. Su imponente
físico era ideal para interpretar al gigantón ruso Petrov. Bruce le instruyó en
pocos días y encarnando al temible villano se ganó un papel en la historia a
cambio de perder tres dientes.
La imagen que cierra la película fue sugerido por Bruce, claramente
inspirado en “Dos Hombres y un Destino” (1969)
Uno de los momentos clásicos de este film es cuando Chen
llega a un parque donde hay un cartel que prohíbe la entrda a chinos y a
perros. A él no le dejan pasar pero delante de sus narices entra una mujer con
su chucho. Esto le hace entrar en cólera. La escena también fue idea de Bruce y
se inspiraba en prohibiciones que existían realmente en algunas zonas de
Shanghai. Como anécdota la escena se filmó en un parque de Macao que estaba
controlado por una banda que no permitía filmar si no les pagaban. Lee quiso
enfrentarse a ellos pero el equipo de producción decidió que era más sensato
pagar.
En la primera escena de la película en que aparecen
japoneses son presentados de forma ridícula con prominentes incisivos que era
la forma de caricaturizar a los nipones en China.
Los títulos de crédito iniciales son excitantes, con un
pegadizo tema épico tarareado que acompaña unos caracteres chinos dibujados
sobre fondo rojo.
Fue en este film donde Bruce Lee desplegó por primera vez su repertorio de gritos y
exhibió su manejo del nunchaku. No había niño que no se fabricase unos en casa
con un palo de escoba dos cáncamos y una cadena. Podían llevarse camuflados en
la caña de las botas camperas.
A destacar la presencia entre figurantes y especialistas de
Samo Hung y su hermano de profesión un joven Jackie Chan.
Llama la atención que esta película a pesar de su fuerte
contenido antijaponés triunfase en el país del Fujiyama. Pero es que Bruce era
así de grande.
En 1994 el gran Jet Li protagonizó un muy digno y respetuoso
remake conocido en España como “Jet Li, el Mejor Luchador”
“Furia Oriental” es una jodida maravilla. Bruce Lee era el
mejor y todavía no ha sido igualado ni lo será nunca. A quien no le guste este
tipo de cine mejor que no se acerque a él.
Notas:
Una interesante web en español dedicada a Bruce Lee:
Calidad Cinematográfica:
7
Psicotronia: 7
Gore: 4
No hay comentarios:
Publicar un comentario