Terror. España/Italia. 93 minutos.
Color (Eastmancolor).
Estéreo 4 pistas. 35 Mm.
Música: Giuliano Sorgini.
Intérpretes:
Ray Lovelock, Cristina Galbo, Jeannine Mestre, Arthur Kennedy, Aldo Massaro,
Jose Lifante, Fernando Hilbeck, Vicente Vega, Isabel Mestres…
Recuerdo que
vi esta película como parte del ciclo de películas de terror que presentaba
en a principios de los 80.Televisión
Española el gran Narciso Ibañez Serrador , “Mis terrores favoritos”. El
advirtió durante su particular introducción, lavándose las manos con sangre, que era una película bastante fuerte. Y vaya
si lo fue, al día siguiente no se hablaba de otra cosa en el colegio o en
cualquier otro sitio. Zombis caníbales por la tele en unos años en los que lo
más violento que podíamos ver por televisión era la serie Starsky y Hutch.
Pero este
film además de un repertorio de escenas que
dejaban poco a la imaginación consigue momentos verdaderamente angustiosos
combinando la herencia de George A. Romero con el particular universo de Jorge
Grau. El director catalán siempre buscó envolver sus películas con aires de
progresismo y mensaje pero sin el talento de Vicente Aranda o la comicidad (a
veces involuntaria) de Eloy de La Iglesia consiguiendo productos comerciales
pero incómodos por sus altas dosis de morbo que los situan claramente en los
terrenos de la psicotronia.
No profanar
el sueño de los muertos es una producción hispano italiana ambientada en el
Reino Unido. De esta particular combinación tenemos escenarios y paisajes muy
atractivos y unos personajes que esparcen caspa latina en cada interpretación y
diálogo por mucho que el guionista se sirviera de expresiones como “muñeca” o
“Weekend” para los diálogos o haga constantes referencias al entorno británico.
Recuerda más a las historietas de Sir Tim O´theo que a las producciones Hammer.
El plantel
de actores es muy competente, desde el italiano Ray Lovelock curtido en
spaghetti-policiacos, el brillante
secundario Arthur Kennedy que encarna al inspector, los zombies patrios Fernando
Hilbeck y Jose Lifante, la todoterreno Cristina Galbo, Jeannine Mestre de
formación teatral clásica y un pequeño pero memorable papel para la sensual
Isabel Mestres que comenzaba con “No Profanar…” una ascendente carrera hacia el
éxito.
La coartada
argumental pretende ser ecologista: los
muertos se levantan irritados y agresivos por causa de una máquina de
ultrasonidos contratada para exterminar plagas de insectos y pequeños animales perniciosos
para la agricultura.
No está mal, pero ya me explicarán que tiene que ver esta premisa conque después los zombies que primero se han levantado por los efectos nocivos de la tecnología sobre los sistemas nerviosos primarios transmitan la capacidad de levantarse a otros muertos restregándoles los ojos con sangre fresca, que no aparezca su imagen en fotografías o que conviertan en no muertos a los vivos que han sido mordidos por algún zombi.
No está mal, pero ya me explicarán que tiene que ver esta premisa conque después los zombies que primero se han levantado por los efectos nocivos de la tecnología sobre los sistemas nerviosos primarios transmitan la capacidad de levantarse a otros muertos restregándoles los ojos con sangre fresca, que no aparezca su imagen en fotografías o que conviertan en no muertos a los vivos que han sido mordidos por algún zombi.
Da igual. La cuestión es que la película te va atrapando poco a poco mediante una doble intriga propiciada por un comisario hijo puta y reaccionario que está convencido de que la pareja protagonista es la culpable de todos los crímenes mientras que el chico bueno intenta desesperadamente detener la catástrofe.
El pulp policiaco deja paso al terror puro cuando visitan el cementerio para asegurarse de que el primer zombi con el que se tropezaron está realmente muerto. Es durante este pasaje cuando ya nos damos cuenta de que el realizador no está de broma y tenemos los momentos más brillantes y terroríficos del film.
A partir de
este punto ya la película entra en un ritmo frenético de pesadilla con
persecuciones, suspense, un sangriento clímax en el hospital y un delicioso epílogo
totalmente pesimista aunque algo previsible.
Vista ahora,
la película ya no me impacta tanto como cuando la vi siendo un crío pero todavía
es muy disfrutable y puede ser considerada sin problemas un clásico del género zombie
y un producto de culto por sus particulares características.
La versión
de 92 minutos está bien pero da la impresión de que le falte alguna escena.
Creo que hay una de 95 m. y una edición especial en DVD.
PSICOTRONIA: 7
GORE: 7
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