¿Cuántas películas se producen al año en el ámbito comercial
o mainstream por las que valga la pena gastarse un euro?
Cientos de miles de dólares o de euros que van directos a la
basura porque son pocas las producciones que consiguen rentabilizar la
inversión y de estas la mayoría son productos comerciales destinados a público
muy poco exigente. De manera que conservar valores artísticos es un gasto
superfluo y se apuesta por la comercialidad y la espectacularidad. Prueba de
ello es el recurso al 3-D , a los efectos digitales y al ritmo frenético sin
apenas dar espacio a un argumento. Se recurre también al remake de éxitos
pasados para intentar apostar por resultados inmediatos olvidando la esencia de
la obra anterior y ofreciendo un cascarón vacío pero lujosamente presentado.
Nada malo hay en el cine como gran espectáculo ya sea “Los
diez mandamientos”, “Lo imposible”, “En busca del arca perdida”, “300”, “Los
siete magníficos” o “Kill Bill”. Lo decepcionante es cuando pagas 6 euros por ver
una megaproducción que se te olvida a los cinco minutos de salir de la sala. O
cuando vas a ver con tu pareja una comedia y al día siguiente no recuerdas ni
el título ni la cara de los actores.
Las salas tampoco ayudan a que te sientas cómodo. De poco
sirve que esten equipadas con lo último en tecnología y tengas todo tipo de servicios (carísimos) si la gente no tiene
educación ni respeto por su vecino de butaca y prácticamente ha desaparecido la
figura del acomodador que llamaba la atención a aquella persona cuyo
comportamiento es inadecuado.
Esto lo podíamos aceptar sin que nos gustara
cuando íbamos a un programa doble o triple a algún cine del extrarradio. Se
podía fumar, comer pipas, entablar relaciones humanas más allá de la tercera
fase etc, siempre que no rebasaras ciertos límites como prender fuego a una
butaca o disparar un arma.
Ahora el personal empleado del cine parece más preocupado porque no
entres con comida que no hayas comprado en el recinto comercial o que salgas o
entres por la puerta adecuada.
He de reconocer no obstante que cuando he requerido su
atención en situaciones como la de cuando una estúpida de mierda se puso a
hacer fotografías a la pantalla utilizando un teléfono con flash han actuado
con la correspondiente diligencia. Es la última medida antes de utilizar la
violencia cuando hacen caso omiso a un amable toque de atención o al posterior
insulto cuando ignoran una petición educada. A veces basta con cambiar de sitio
lejos de la persona impertinente e hija de puta pero si la sesión es numerada y
la sala está llena hay que apechugar con la situación. Esto me pasó viendo
“Iron Man”. Era la primera semana del estreno, la sala a reventar pero ya delante de mi había un
puto niño que había visto alguna copia pirata de la película y cada vez que
venía alguna secuencia impactante el mierdecita se la anticipaba a sus
amiguitos y a los que tenía a su alrededor.
Al final me acerque a su oreja y le dije “Mira niño, aquí muchas
personas hemos pagado una entrada para ver la película sin que tu nos la tengas
que contar, así que estate calladito”. En otra ocasión, para ver “X-men 3”
decidí ir a la zona vip pagando suplemento para que pudiéramos ver tranquilos
la película. No pudo ser, detrás de mi había un matrimonio con dos niños que
cuando la película llega a la batalla final se agarraban a mi asiento
lloriqueando de miedo. Cuando mostré mi incomodidad a sus padres no pareció
importarles mucho. Cuando les sugerí la posibilidad de que los niños cayeran al
piso de abajo ya les llamaron al orden.
Pero esto no ocurre solo con niños o gente joven, como la
chica que durante “El penalti más largo del mundo” daba ruidosos golpecitos con
una botella vacía de agua mineral sobre el reposabrazos de mi butaca hasta que
le dije que dejara de tocar los cojones con la botellita.
¿Porqué hay gente
adulta que paga una entrada por ver una película que no saben de que va, no les
gusta y en vez de irse se pasan toda la puta proyección expresando su malestar
en voz alta? Esto invita a la agresión. O personas a quienes la película les
resulta aburrida y se dedican a conversar con la persona de al lado. Hay que
insultarles.
Para evitar las incomodidades que producen las personas
incivilizadas y sin educación en el cine, la nueva tecnología permite disfrutar
de las películas en casa sin necesidad de proyector y sala acondicionada para
tal menester al estilo Howard Hughes. Basta una pantalla (evitar el plasma y el
cuarzo líquido) de resolución natural que tenga el mayor parecido posible a la
imagen de la luz proyectada a través del celuloide, con un mínimo de 39 “, un
equipo de sonido con imprescindible estéreo como mínimo o 5.1 de una mínima
calidad, auriculares si son horas de sueño para los vecinos y una estancia que
permita la oscuridad total imprescindible para películas de terror y recomendable en todos los casos, con alguna débil luz auxiliar en algún rincón donde
no nos refleje en la pantalla ni nos distraiga. Y claro, un aparato reproductor o varios dependiendo de cuantos formatos de archivo tengas, disco portable, dvd, laser disc, vhs, beta, 2000.....
Llegados a este punto parece claro que no somos personas que
no nos conformamos con cualquier cosa. Yo compraba DVD`s hasta que me arrastró
el tsunami de la crisis. Empecé a bucear en Internet y encontré al alcance de
mi mano filmografías con las que solamente había podido fantasear leyendo
libros o fanzines dedicados al séptimo arte. Investigando llegué a la
conclusión de que es lamentable perder el tiempo con el triste y falto de
imaginación cine actual. Claramente hay excepciones en la industria: Haneke,
Villaronga, Lynch, Cronenberg, Tarantino, Von Trier…
Pero a veces apetece
diversión y la cartelera ofrece muy poca. Sin embargo en la web puedes
encontrar miles de películas realizadas por gente que no contaban
con un presupuesto digno pero lo que les faltaba en medios lo compensaban con
cariño e imaginación. Es por eso que resultan más ingeniosas y sorprendentes
“Los supercamorristas” que “Ocean´s Eleven”, “El circo de los vampiros” que
“Crepúsculo”, “Nueva York bajo el terror de los zombies” que “Guerra mundial Z” , “Odio sobre ruedas” que “Fast
and furious”, “Los liantes” que “La chispa de la vida” o “El monstruo del
armario” que “Scary movie”.
El gran problema del cine actual no es la piratería, porque
cuando una película gusta los cines se llenan, el problema es que la oferta es
mala, el cine es caro, el nivel cultural de la población va cuesta abajo y las
mentes primitivas buscan entretenimientos primitivos. No hay sentido crítico y un productor que tiene que arriesgar su dinero acude antes a un experto en marketing que a un creativo.
El futuro es inquietante porque si películas realizadas por
ineptos con cuatro dólares hace cuarenta años son mejores que la mayoría de las
grandes producciones actuales podemos llegar a preguntarnos:
Las películas de
mierda como “Transformers”, “Eragon”, “Van Helsing”, “Cazadores de sombras”
o “El llanero solitario”…
¿serán mejores que las películas que se realizarán dentro de 20 años?
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